Cuando Jacob Elordi aceptó el papel de Frankenstein en la nueva adaptación dirigida por Guillermo del Toro, sabía que no sería un personaje más en su filmografía. Conocido por su carisma y versatilidad, el actor australiano confesó que interpretar al icónico monstruo de Mary Shelley se convirtió en una experiencia transformadora, no solo en lo físico, sino también en lo emocional.
En una entrevista reciente para The Hollywood Reporter, Elordi explicó que el reto de dar vida a un ser incomprendido lo obligó a explorar zonas de sí mismo que nunca antes había tocado. “Frankenstein no es solo un monstruo. Es una víctima de la ambición humana, del rechazo, del deseo de pertenecer. Me vi reflejado en esa sensación de estar dentro y fuera del mundo al mismo tiempo”, declaró.
Guillermo del Toro, quien llevaba más de una década soñando con esta versión, encontró en Elordi el equilibrio entre fragilidad y fuerza que buscaba para su criatura. “Jacob tiene una presencia imponente, pero una mirada profundamente humana. Quería que el público sintiera compasión por el monstruo, que entendiera su dolor antes de juzgarlo”, explicó el cineasta.

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La película, que se estrenará en 2026, fue rodada en locaciones de Praga y Escocia, bajo una atmósfera gótica y melancólica fiel al estilo de Del Toro. El elenco incluye a Oscar Isaac, Mia Goth y Andrew Garfield, quienes interpretan figuras clave dentro del mito moderno de la creación. “Fue como entrar en un mundo de sombras y poesía. Guillermo no dirige, orquesta emociones”, comentó Elordi.
El actor relató que el proceso de caracterización fue extenuante. Cada mañana pasaba más de cinco horas en maquillaje para lograr la textura de la piel desgarrada y el cuerpo reconstruido del monstruo. “Era como despertar en otro cuerpo. A veces, al mirarme al espejo, me resultaba imposible reconocerme”, dijo. Sin embargo, ese ritual físico lo ayudó a conectar con la idea de identidad fracturada que encarna Frankenstein.
Durante el rodaje, Del Toro alentó al elenco a leer fragmentos del texto original de Shelley y a reflexionar sobre su vigencia. “Es una historia sobre los límites del conocimiento y las consecuencias de jugar a ser Dios. En un mundo dominado por la inteligencia artificial y la ingeniería genética, Frankenstein nunca ha sido más actual”, señaló el director.
Elordi también reconoció que la experiencia lo enfrentó a sus propias inseguridades. “Todos tenemos partes de nosotros que tememos mostrar. Interpretar a Frankenstein fue como poner mis cicatrices sobre la mesa. Aprendí que la vulnerabilidad también puede ser una forma de poder”, confesó.

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La crítica especializada ya ha descrito la película como uno de los proyectos más ambiciosos de Del Toro. Se espera que combine técnicas prácticas de maquillaje con efectos visuales avanzados, logrando una estética que mezcla lo clásico con lo contemporáneo. “No quería un monstruo digital”, aclaró el director. “Quería carne, hueso y alma.”
Para Elordi, el papel marca un antes y un después en su carrera. “He interpretado personajes complejos, pero ninguno me exigió tanto emocionalmente. Cuando terminó el rodaje, sentí que había vivido otra vida.”
En una industria que suele buscar la perfección, Jacob Elordi eligió encarnar lo imperfecto. Su Frankenstein no es una criatura de terror, sino un espejo del miedo humano a no ser amado. Y en esa mirada triste y poderosa, el cine de Del Toro vuelve a recordarnos que incluso los monstruos, al final, solo buscan ser comprendidos.



