Un grupo de ingenieros de la Universidad de Zhejiang, en China, ha desarrollado una nueva generación de drones biomiméticos inspirados en los movimientos y la estructura de los murciélagos. El innovador diseño promete transformar las operaciones de rescate en entornos complejos, donde los drones convencionales suelen fallar.
Los investigadores lograron replicar las alas articuladas de los murciélagos, permitiendo que los drones realicen vuelos más ágiles y silenciosos, con una precisión nunca antes vista. “La naturaleza siempre ha sido el mejor ingeniero. Los murciélagos son maestros del vuelo controlado, y nuestro objetivo fue aprender de ellos”, explicó el profesor Liang Zhao, líder del proyecto.
El prototipo, bautizado como BAT-X, mide apenas 45 centímetros de largo y pesa menos de un kilogramo. Gracias a su estructura flexible de polímeros inteligentes, puede maniobrar en espacios reducidos —como cuevas, túneles o edificios colapsados— y mantener la estabilidad incluso con ráfagas de viento.
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Además, el BAT-X está equipado con sensores térmicos y cámaras de infrarrojo capaces de detectar señales vitales humanas, como respiración o movimiento bajo los escombros. “Durante simulacros en zonas de desastre, el dron logró ubicar cuerpos con una precisión del 95%”, detalló Chen Ming, ingeniero de campo del proyecto.
Los drones también pueden operar en enjambre, comunicándose entre sí mediante algoritmos de inteligencia artificial. Este sistema les permite distribuir tareas, mapear zonas y compartir información en tiempo real con los equipos de rescate. “El trabajo en conjunto multiplica la eficiencia. Si un dron falla, los demás completan la misión”, explicó el investigador.
El avance ha captado el interés de organismos internacionales, incluyendo la Cruz Roja y la ONU, que analizan su implementación en operaciones humanitarias. En países con alta incidencia de desastres naturales, como Turquía o Japón, el BAT-X podría convertirse en una herramienta esencial.
Más allá del rescate, los científicos proyectan aplicaciones médicas y ecológicas. “Estos drones podrían ayudar a estudiar colonias de murciélagos sin interferir en su hábitat, o transportar suministros médicos en zonas de difícil acceso”, comentó la bióloga Mei Lin, quien colabora en el desarrollo.
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El proyecto ha recibido elogios por su bajo consumo energético y su enfoque sostenible. A diferencia de los drones convencionales, el BAT-X no usa hélices rígidas, sino alas de material biodegradable que se autorreparan con el calor del sol.
Esta innovación demuestra que la ciencia puede inspirarse en la naturaleza no solo para crear tecnología, sino para salvar vidas. Tal como los murciélagos usan el eco para orientarse en la oscuridad, estos drones prometen convertirse en los ojos de la esperanza donde el caos ha dejado solo silencio.

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