Alejandro Cortez González, un joven turista de 20 años originario de Estados Unidos, fue reportado como desaparecido el pasado 22 de abril en Playa Chac Mool, Cancún, tras un acto de heroísmo que le costó la vida.
De acuerdo con testimonios recabados por la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo (FGE), Alejandro se lanzó al mar para rescatar a su amiga, Lyric Torsey, quien era arrastrada por la corriente. Aunque logró salvarla, él no pudo salir del agua con vida.
Encuentran restos de joven estadounidense
La playa, ubicada en el kilómetro 10 de la Zona Hotelera, presentaba bandera roja en ese momento, lo que indica condiciones peligrosas para nadar.
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A pesar de la advertencia, la fuerte corriente sorprendió a Lyric, quien fue llevada mar adentro. Alejandro reaccionó de inmediato y, según testigos, logró ponerla a salvo. La joven fue trasladada consciente a un hospital privado por personal de Baywatch Beach Patrol.
La desaparición del joven activó una intensa búsqueda por parte de autoridades estatales y rescatistas. Aproximadamente 48 horas después, turistas captaron el momento en que buzos del operativo recuperaban restos humanos del mar. Imágenes difundidas en redes sociales muestran fragmentos del cuerpo de Alejandro, severamente dañados por la fauna marina.
Los primeros reportes indican que solo fue recuperada parte de la cabeza, visiblemente hinchada por el ahogamiento, mientras que el resto del cuerpo había sido prácticamente consumido, dejando únicamente los huesos.
Aunque la Fiscalía aún no ha confirmado oficialmente la identidad de los restos, fuentes cercanas al caso y la familia del joven indican que se trataría de Alejandro Cortez González.
Solidaridad y dolor en redes sociales
En la ficha de búsqueda publicada por la FGE, una tía del joven, identificada como Michelle González Crane, solicitó “oraciones para su sobrino”. Su comentario, realizado antes de conocerse el hallazgo, generó una ola de mensajes de solidaridad en redes sociales.
La tragedia ha conmocionado a la comunidad local y a los turistas que presenciaron el rescate. El caso también ha reavivado el debate sobre la seguridad en playas con corrientes peligrosas y la necesidad de mayor supervisión en zonas turísticas durante temporadas de alta afluencia.
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