Lo que comenzó como un acto de amor y valentía terminó en tragedia. Alejandro C. G., un joven de 20 años, fue hallado sin vida luego de desaparecer el pasado domingo en playa Chac Mool, Cancún, al intentar rescatar a su pareja de las peligrosas corrientes marinas. Sus restos fueron localizados la tarde de este miércoles, en el mismo punto donde fue visto por última vez.
Según testigos, Alejandro ingresó al mar al ver que su novia era arrastrada por la fuerza del oleaje. Logró empujarla hacia una zona segura, pero él ya no pudo salir. Desde ese momento, comenzó una intensa búsqueda por parte de Protección Civil y cuerpos de rescate.
Restos hallados en avanzado estado de descomposición
El hallazgo fue realizado durante un operativo en la zona hotelera. Rescatistas encontraron restos humanos flotando en el agua: una cabeza y un torso en avanzado estado de descomposición, sin brazos y con evidentes signos de daño por exposición marina. Las partes fueron recuperadas y trasladadas para su análisis forense.
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Uno de los elementos clave para la identificación fue una arracada que el joven llevaba en una oreja. Familiares y testigos reconocieron la prenda, lo que permitió confirmar su identidad. El área fue acordonada por la Policía Turística para facilitar las labores periciales.
Autoridades emiten llamado urgente a la prevención
Personal de la Fiscalía General del Estado acudió al lugar para realizar las diligencias correspondientes. Los restos fueron llevados al Servicio Médico Forense (SEMEFO) para practicar la necropsia de ley y continuar con los procedimientos legales.
Este suceso ha causado gran conmoción entre habitantes y turistas, al tratarse de una historia profundamente humana y dolorosa. Las autoridades aprovecharon para reiterar el llamado a la prevención: evitar ingresar al mar cuando las condiciones son adversas y seguir siempre las indicaciones de los cuerpos de emergencia.
Playa Chac Mool es conocida por sus fuertes corrientes, y este caso vuelve a poner en evidencia los riesgos latentes de nadar en zonas no seguras. La tragedia de Alejandro resuena como un recordatorio del poder del mar… y del amor.
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