Juan Diego Cuauhtlatoatzin es una figura central en la cultura mexicana, conocido por ser el testigo de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en 1531, de acuerdo con la tradición católica.
Este evento trascendental lo llevó a la canonización en 2002 por el Papa Juan Pablo II, reconociendo su papel en la difusión de la devoción guadalupana. Pero, ¿quién fue realmente este indígena y qué hizo para convertirse en un emblema religioso?
La historia de Juan Dieguito y la Virgen de Guadalupe
Según la Iglesia Católica, Juan Diego, un indígena mexica, fue el elegido para recibir mensajes de La Morenita del Tepeyac, quien le pidió que construyera una iglesia en su honor. Se dice que Juan Diego llevó rosas al obispo de la Nueva España, de las que surgió la imagen milagrosa de la Virgen. Sin embargo, la existencia de Juan Diego y la veracidad de estas apariciones han sido cuestionadas por varios historiadores.
TAL VEZ TE INTERESE: ¿Cuántas y cuáles fueron las apariciones de la Virgen de Guadalupe?
La principal fuente sobre las apariciones es el “Nican Mopohua”, un relato en náhuatl de 1556 atribuido al noble indígena Antonio Valeriano. Según el Centro de Estudios Guadalupanos, Juan Diego nació en 1474 en Cuauhtitlán, en el señorío de Texcoco, y pertenecía a una clase social baja.
No obstante, otros documentos históricos, como el “Nican Motecpanaun” de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, afirman que era propietario de tierras y podría haber sido parte de la nobleza indígena.
El significado de su nombre, Cuauhtlatoatzin, puede variar según su estatus social. Si era noble, se interpretaría como “El señor que habla como águila”; si era de clase baja, significaría “El que habla como águila”. Este matiz resalta la controversia en torno a su identidad.
La imagen más antigua de Juan Diego
La imagen más antigua de J. Diego, un retrato realizado por Miguel Cabrera en el siglo XVIII, ha sido objeto de críticas por representar a un hombre con rasgos más españoles que indígenas. Históricamente, se cree que él era lampiño, con cabello lacio y de estatura promedio de 1.60 metros.
Se dice que Juan Diego vivía con su tío, lo que sugiere que podría haber sido huérfano. Al morir sus padres, los niños quedaban bajo la custodia de familiares, siguiendo las costumbres de la época. Junto a su esposa y su tío, fue uno de los primeros indígenas bautizados en la Nueva España.
El “Nican Motecpana” menciona que la esposa de J. Diego falleció dos años antes de las apariciones, y tras su muerte, él adoptó el apodo de “El Peregrino”, ya que caminaba solo hacia Tlatelolco para asistir a misa y catecismo. Esta faceta solitaria en su vida ha enriquecido su leyenda, convirtiéndolo en un símbolo de fe y perseverancia en la historia religiosa de México.
Deja un comentario Cancelar respuesta