¿Qué es el Cinturón de Fuego? A lo largo del día miércoles 30 de julio de 2025, un terremoto de magnitud 8,8 sacudió la península rusa de Kamchatka, encendiendo alertas de tsunami en numerosas naciones del Pacífico. El epicentro se localizó aproximadamente a 130 km de la costa este y a unos 18 km de profundidad, generando olas que alcanzaron hasta cuatro metros de altura. Las evacuaciones se extendieron desde Rusia hasta Japón, y también se intensificaron medidas preventivas en países como Estados Unidos, Ecuador, Perú, Colombia y Chile.
Kamchatka forma parte del extenso Cinturón de Fuego del Pacífico, también conocido como el Anillo de Fuego, una vasta franja tectónica que rodea el océano Pacífico con una longitud de más de 40 000 km, adoptando la clásica forma de herradura. Esta región alberga aproximadamente el 75 % de los volcanes activos del planeta (más de 450) y concentra cerca del 90 % de todos los terremotos que se registran en el mundo, incluyendo el 80 % de los de mayor intensidad.
El motor de esta intensa actividad geológica es la interacción constante de diversas placas tectónicas —como las de Pacífico, Nazca, América del Norte, Filipinas, Cocos y Juan de Fuca— que convergen sobre y debajo del lecho del océano, deslizando unas bajo otras mediante el proceso de subducción. Esta acumulación de estrés se descarga periódicamente en forma de terremotos o erupciones volcánicas violentas.
En esta región vulnerable viven millones de personas que se enfrentan al desafío de cohabitar con la naturaleza más indómita. Los efectos incluyen devastación de infraestructuras, interrupción de servicios esenciales, pérdidas humanas y cargas económicas. Al mismo tiempo, la actividad volcánica ha generado suelos extraordinariamente fértiles que sostienen actividades agrícolas fundamentales en varios países del cinturón.
Países y territorios afectados por el Cinturón de Fuego
Desde el extremo sur de Chile hasta Canadá en América, incluyendo naciones como Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, México y Estados Unidos (especialmente en su costa oeste y Alaska); pasando por Japón, Filipinas, Indonesia, Nueva Zelanda, Taiwán y la península rusa de Kamchatka, todos estos territorios forman parte del Cinturón de Fuego y experimentan regularmente sismos y erupciones volcánicas.
Vulnerabilidad ante eventos extremos
No es casualidad que el cinturón haya sido escenario de varios de los terremotos más destructivos del siglo XX y XXI: el de Chile de 1960 (Mw 9.5), el de Alaska en 1964 (Mw 9.2), Japón en 2011 (Mw 9.0) y el devastador tsunami del Índico en 2004. Con posterioridad, algunos expertos han dejado entrever que movimientos telúricos de gran magnitud podrían incluso “despertar” volcanes dormidos durante siglos.
Ante eventos como el terremoto en Kamchatka, crece la urgencia de mejorar los sistemas de monitoreo, refinar los protocolos de alerta temprana y fortalecer las infraestructuras con diseño sísmico. Los países del Anillo de Fuego no pueden permitirse la complacencia: deben aprender de cada sacudida para aumentar su capacidad de respuesta y resiliencia geológica.
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