Playacar, ubicado en Playa del Carmen, Quintana Roo, es un exclusivo desarrollo turístico que guarda un secreto: ruinas mayas que conviven con hoteles de lujo y una selva vibrante. Este enclave es un testimonio de la rica historia de la Riviera Maya.
El sitio arqueológico de Playacar, también conocido como Xaman-Há, fue un puerto comercial maya clave durante el periodo Posclásico (900-1500 d.C.). Sus vestigios, aunque discretos, incluyen estructuras ceremoniales y plataformas residenciales.
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A diferencia de grandes zonas como Tulum, Playacar ofrece una experiencia íntima, con senderos que serpentean entre árboles y ruinas cubiertas de musgo. Los visitantes pueden explorar el lugar a pie o en bicicleta, rodeados de iguanas y aves tropicales.
Xaman-Há, que significa “agua del norte” en maya, era un punto de partida para peregrinaciones a la isla de Cozumel, dedicada a la diosa Ixchel. Las excavaciones han revelado cerámicas y pequeños altares que confirman su importancia espiritual.
El contraste entre las ruinas y los resorts de Playacar es sorprendente. Mientras los hoteles ofrecen piscinas infinity y spas, las estructuras mayas recuerdan la conexión ancestral de la región con el mar Caribe.
El acceso al sitio es gratuito para los huéspedes de los hoteles de Playacar y visitantes externos, aunque se recomienda contactar a la administración para horarios. El INAH supervisa la conservación de las ruinas, limitando el impacto del turismo.
En Instagram, los viajeros comparten fotos de las ruinas al atardecer, destacando la magia de este lugar poco conocido. Algunos lo describen como “un oasis escondido” frente al bullicio de la Quinta Avenida de Playa del Carmen.
Playacar también es famoso por sus residencias de lujo y un campo de golf de 18 hoyos diseñado por Robert von Hagge. Sin embargo, las ruinas son el verdadero tesoro, atrayendo a quienes buscan historia sin multitudes.
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El sitio está abierto de 8:00 a 16:00, y se sugiere llevar protector solar y agua, ya que la selva puede ser calurosa. Guías locales ofrecen recorridos que explican el contexto histórico de Xaman-Há.
Playacar demuestra que el lujo y la historia pueden coexistir. Este rincón maya invita a los visitantes a descubrir un pasado vibrante mientras disfrutan de las comodidades de un destino de clase mundial.
Con información DEL UNIVERSAL