Lo que comenzó como un día festivo en Salazar de las Palmas, Norte de Santander, Colombia, terminó convertido en una dolorosa tragedia que enluta a toda la comunidad. El pasado sábado 9 de agosto, durante el Festival de Bandas Infantiles, dos madres y sus hijos perdieron la vida tras ser arrastrados por la corriente del río Salazar.
El evento, que cada año reúne a familias para aplaudir el talento de los estudiantes, se desarrollaba con música, banderas y sonrisas. Entre los participantes estaban Isabela Velandia Cristancho, de 10 años, y Danny Stewar Burbano Gauta, de 11, alumnos del Colegio Jean Piaget. La ilusión del desfile los llevó a marchar orgullosos junto a sus compañeros.
Tras el recorrido, los niños se acercaron a las orillas del río para refrescarse. Sin que nadie lo previera, el cauce cambió de forma repentina y la fuerza del agua comenzó a arrastrarlos.
El desesperado intento de las madres por salvar a sus hijos
Al ver el peligro, sus madres, Mariela Cristancho Bautista, de 33 años, y Rudi Esperanza Gauta, de 50, no dudaron en lanzarse al agua. Otra mujer también intentó ayudar, pero la fuerza de la corriente lo hacía imposible.
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Testigos relatan que, en cuestión de segundos, los cuatro desaparecieron de la vista de todos, mientras la multitud gritaba pidiendo auxilio.
Los asistentes, en shock, alertaron a la Policía y a los organismos de socorro, que desplegaron un operativo de búsqueda. Las labores se prolongaron durante horas, en medio de la angustia de los familiares que aguardaban noticias.
El hallazgo que confirmó lo peor
Con el caer de la tarde en Salazar de Las Palmas, los rescatistas localizaron los cuerpos sin vida de los menores y sus madres. La confirmación de la tragedia desató lágrimas y abrazos entre los presentes. El colegio y el municipio entero se unieron en duelo.
Las autoridades expresaron sus condolencias y advirtieron sobre los riesgos de ingresar a ríos sin supervisión, especialmente en zonas propensas a crecidas repentinas. Vecinos y compañeros de estudio dedicaron mensajes de despedida a las víctimas, recordando su alegría y el cariño que transmitían.
“Se fueron juntos, como siempre estaban, unidos”, dijo un docente del colegio, visiblemente conmovido.
Hoy, Salazar de las Palmas no solo llora la pérdida de cuatro vidas, sino que también reflexiona sobre la fragilidad de los momentos felices y la importancia de la prevención en eventos públicos cercanos a cuerpos de agua.
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