El gobierno de Estados Unidos ha manifestado una creciente inquietud ante la reaparición del gusano barrenador del ganado en países de Centroamérica. Esta preocupación se ha intensificado particularmente en Nicaragua, donde, a través de su embajada en Managua, el país norteamericano emitió recientemente una alerta sanitaria oficial para advertir sobre la presencia de este peligroso parásito en el territorio nicaragüense.
Alerta por salud humana y animal
Según la información proporcionada por la agencia EFE, la embajada estadounidense en Nicaragua publicó un mensaje en redes sociales alertando a la población —especialmente a los ciudadanos estadounidenses que residen o viajan al país— sobre el hallazgo de al menos 124 casos confirmados de infección en humanos por el gusano barrenador del ganado durante el último año. Estos datos fueron proporcionados por el Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA), la institución encargada del monitoreo sanitario en Nicaragua.
El comunicado oficial advierte que el gusano barrenador es un parásito carnívoro, cuyo origen se encuentra en una especie de mosca similar en apariencia a la mosca doméstica, pero con una capacidad destructiva mucho mayor. Este insecto pone sus huevos en heridas abiertas, y sus larvas, al nacer, se alimentan del tejido vivo del animal o humano infectado.
Recomendaciones médicas
Ante la gravedad de la situación, la embajada de Estados Unidos instó a su comunidad en Nicaragua a mantenerse atenta a cualquier señal inusual en la piel, como lesiones dolorosas o heridas con signos de infección, enrojecimiento o presencia de larvas. En caso de presentar alguno de estos síntomas, recomendó acudir de inmediato a un centro médico. También pidió consultar fuentes oficiales para conocer más sobre los métodos de prevención, los signos clínicos y las opciones de tratamiento.
Expansión territorial de la plaga
Hasta la primera semana de junio de 2025, las autoridades sanitarias nicaragüenses habían contabilizado más de 18,000 casos totales de gusano barrenador, de los cuales 117 afectaban a personas. Para principios de julio, esa cifra humana se elevó a 124. Las zonas más afectadas se encuentran en áreas rurales fronterizas con Costa Rica, particularmente en Río San Juan, Rivas y la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur, regiones por donde presuntamente habría ingresado la plaga nuevamente al país, después de haber sido erradicada hace más de dos décadas, en 1999.
La infestación se ha propagado hacia otras provincias del Pacífico, como Granada, Carazo, Masaya, Managua, León y Chinandega, así como hacia el centro del país, en Boaco y Chontales, y también hacia la zona norte, que incluye Matagalpa, Jinotega, Estelí, Nueva Segovia y Madriz, e incluso algunas regiones del Caribe Norte. En todos estos puntos, el gobierno mantiene una vigilancia epidemiológica activa para frenar el avance del parásito.
Declaración de alerta sanitaria
El pasado 5 de abril de 2024, como parte de su respuesta ante la emergencia zoosanitaria, el gobierno de Nicaragua declaró oficialmente una alerta sanitaria animal a nivel nacional. Para hacer frente a la situación, se desplegaron 122 técnicos distribuidos estratégicamente en siete puntos de control cercanos a la frontera con Costa Rica. Esta medida fue implementada después de 25 años sin registros del parásito, lo que demuestra la gravedad del resurgimiento.
En el documento de la alerta, las autoridades nicaragüenses también señalaron que Panamá y Costa Rica ya habían registrado brotes del gusano barrenador, el cual representa un riesgo para todas las especies de animales de sangre caliente, incluido el ser humano.
¿Qué es el gusano barrenador?
La enfermedad es causada por las larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax (Coquerel). Este insecto deposita sus huevos en heridas abiertas de animales o personas. Una vez que las larvas emergen, se alimentan del tejido vivo, provocando un daño severo que, si no se trata a tiempo, puede ser letal o dejar secuelas permanentes.
Apoyo financiero de EE.UU.
Ante esta situación regional crítica, el gobierno de Estados Unidos ha comprometido una inversión de 110 millones de dólares destinada a contener y erradicar la propagación del gusano barrenador en los países centroamericanos.