El Meco, en Cancún, es un sitio maya poco conocido frente al Caribe. Su pirámide principal, de 12 metros, es la más alta de la zona.
Activo entre 300 y 1100 d.C., fue un puerto comercial clave. Conectaba a los mayas con otras regiones mesoamericanas.
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La Estructura 1, o pirámide de El Meco, destaca por su vista al mar. Los visitantes pueden subir sus escalones para disfrutar el paisaje.El sitio incluye plazas y altares ceremoniales. Su ubicación estratégica lo convirtió en un centro de intercambio marítimo.
El INAH administra El Meco, abierto al público desde 2001. La entrada cuesta 70 pesos, con guías que explican su historia. En X, los turistas comparten fotos de la pirámide y la costa. El hashtag #ElMeco resalta su encanto tranquilo y natural. El Meco es más pequeño que Chichén Itzá, pero menos concurrido. Ofrece una experiencia íntima para los amantes de la arqueología.
Cuando uno piensa en Cancún, es común imaginar playas de ensueño, hoteles de lujo y fiestas interminables. Pero lo que pocos turistas y locales saben es que, a solo 7 kilómetros del centro de la ciudad, se encuentra El Meco, una zona arqueológica que guarda siglos de historia y la estructura prehispánica más alta del norte del estado.
Rodeada por manglares y vegetación costera, esta antigua ciudad maya ha sido eclipsada por el brillo turístico de la zona hotelera. Sin embargo, su importancia arqueológica y cultural es incuestionable.
El Tren Maya, con una estación en Cancún, facilita el acceso. Se espera un aumento de visitantes en 2025.
Los vestigios muestran influencias de Chichén Itzá y Tulum. Esto sugiere lazos culturales entre las ciudades mayas.
Aunque está abierta al público y bajo resguardo del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), El Meco ha sido históricamente ignorado en las rutas turísticas oficiales. Su baja afluencia se debe, en parte, a la falta de promoción, señalización y transporte accesible desde los principales puntos turísticos.
Esto ha hecho que se convierta en un tesoro escondido, ideal para quienes buscan experiencias más tranquilas, culturales y alejadas del turismo masivo.
No se puede subir a la piramide