México tiene una de las tradiciones más destacadas del mundo, el Día de Muertos, que se celebra cada año los días 1 y 2 de noviembre, con el objetivo de recordar a nuestros seres queridos que se adelantaron en el camino.
Durante estos días, se realizan una gran cantidad de actividades entre las que están:
- Altares
Los altares de Día de Muertos inician desde días atrás, se dice que el día 1 de noviembre es para colocar en la ofrenda diversos elementos para los difuntos pequeños, es decir a los bebés y niños pequeños.
El día 2 se coloca en la ofrenda alimentos para los difuntos adultos, incluso se pueden ver elementos como alcohol, tamales y hasta cigarros.
- Visitas a panteones
De igual manera, la visita a los panteones se da desde semanas atrás, sin embargo, los días principales, los familiares hacen una especie de picnic dentro de los cementerios para pasar un rato arreglando las tumbas y recordando a los difuntos.
- Rezos y misas
Los rezos y las misas de Día de Muertos no pueden faltar; es muy común presenciar misas en los panteones de los pueblos y ciudades, estas principalmente se hacen durante el 1 y 2 de noviembre.
Origen del Día de Muertos
En el Día de Muertos tiene origen en la época prehispánica, cuando nuestros antepasados realizaban el culto a la muerte, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán, también colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.
Según la visión indígena, esta celebración implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares.
Actualmente el Día de Muertos se celebra en todo México, teniendo algunas variantes dependiendo la región o el estado.
Algunos de los lugares destacados en México durante esta festividad son:
- Janitzio y Pátzcuaro en Michoacán
- Xochimilco en la Ciudad de México
- Cuetzalán en Puebla.
El Día de Muertos se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró en 2008 esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su importancia y significado en tanto se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria.