Ese acto, conocido como el Grito de Dolores, marcó el comienzo de la Guerra de Independencia de México y quedó grabado en la historia nacional como símbolo de libertad y soberanía. Desde entonces, el día 16 de septiembre se celebra como la fecha oficial de la Independencia.
Aunque hoy la tradición marca que el “Grito” se recrea la noche del 15 de septiembre, la razón histórica es distinta. El levantamiento ocurrió la madrugada del 16, pero con el tiempo las autoridades republicanas adoptaron la costumbre de anticipar la ceremonia para la noche anterior, buscando facilitar la asistencia del pueblo y darle mayor solemnidad al acto cívico. Así nació una de las tradiciones más arraigadas del país.
Después de diversas modificaciones a lo largo de los años, los colores de la bandera mexicana son el verde, el cual simboliza la esperanza del pueblo en el destino de su raza; el blanco, que simboliza la unidad; y el rojo, símbolo de la sangre que derramaron los héroes por la patria.
El escudo también fue modificado siete veces, sin embargo, el modelo actual diseñado por los arquitectos Francisco Eppens Helguera y Pedro Moctezuma Días Infante en 1969, simboliza la promesa que Huitzilopochtli profetizó a los aztecas para fundar la ciudad de Tenochtitlán, actual Ciudad de México.
Así, el águila real posada sobre un nopal que emerge de un lago mientras devora a una serpiente se ve enmarcada por varias pencas, una rama de encino y otra de laurel, formando un semicírculo inferior unido por listón dividido en tres franjas.
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El propio José María Morelos y Pavón, uno de los líderes insurgentes, propuso en los Sentimientos de la Nación de 1813 que el 16 de septiembre se conmemorara cada año como el día en que “se levantó la voz de la Independencia”. Esa disposición sentó las bases para que la fecha se convirtiera en el principal símbolo de unidad nacional, más allá de diferencias políticas o sociales.
Ya en 1812, Ignacio López Rayón encabezó en Huichapan una de las primeras celebraciones del aniversario, reforzando la importancia de institucionalizar la memoria del levantamiento. Tras la consumación de la Independencia en 1821, los gobiernos republicanos la consolidaron como fecha cívica fundamental, con ceremonias públicas y actos militares.
Con el paso de las décadas, el ritual del Grito de Independencia se afianzó en plazas públicas de todo el país. El Zócalo de la Ciudad de México se convirtió en epicentro de la conmemoración, con el repique de campanas, los “vivas” a los héroes de la patria y el ondeo de la bandera nacional. La ceremonia fue evolucionando, pero mantuvo el espíritu de recordar el inicio de la lucha por la libertad.
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La modernidad añadió elementos festivos al evento: conciertos, espectáculos de luces y fuegos artificiales, además de verbenas populares que refuerzan el carácter de fiesta nacional. Sin embargo, el núcleo sigue siendo cívico: rendir homenaje a los insurgentes y reafirmar los valores de soberanía y justicia que inspiraron su levantamiento.
Cada año, el presidente de la República encabeza el Grito desde el balcón de Palacio Nacional, en una ceremonia transmitida en vivo a todo el país. En 2025, la conmemoración adquirió un matiz histórico al ser encabezada por Claudia Sheinbaum, la primera mujer en la historia de México en dar el Grito desde el Zócalo capitalino, lo que marcó un momento de profundo simbolismo.
La efeméride no solo se celebra dentro del país. En consulados y embajadas de México alrededor del mundo, las comunidades migrantes replican el Grito, fortaleciendo los lazos culturales y recordando sus raíces. De esta forma, el 16 de septiembre se convierte en una fecha global que mantiene unidas a millones de personas bajo el mismo símbolo patrio.
En el ámbito educativo, el aniversario es también una oportunidad para reflexionar sobre el proceso histórico que va desde el levantamiento de Hidalgo en 1810 hasta la consumación de la independencia en 1821. Escuelas y universidades organizan conferencias, ferias y lecturas para distinguir entre mito, tradición y fuentes documentales, manteniendo viva la memoria cívica en nuevas generaciones.
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