Cobá, enclavada en la selva de Quintana Roo, es una de las ciudades mayas más extensas y enigmáticas, cuyos senderos sagrados revelan la grandeza de una metrópoli que floreció entre los siglos VII y X. A 40 km de Tulum, este sitio arqueológico es un destino imprescindible para los amantes de la historia.
En su apogeo, Cobá fue un centro político y comercial que dominaba la península de Yucatán, conectado por una red de 16 sacbeob (caminos blancos) que se extendían hasta 100 km. El más largo, hacia Yaxuná, evidencia su influencia regional (INAH).
La zona arqueológica de Cobá se localiza al oeste del poblado y la zona arqueológica de Tulum.
Al igual que para otros sitios del área maya, no existe evidencia epigráfica que nos den a conocer el nombre que tuvo el asentamiento en la época prehispánica; sin embargo, algunas referencias coloniales y etnográficas del área, permitieron que durante los años treinta del siglo XX, Eric Thompson señalara que el nombre del sitio habría sido Kinchil Cobá, en alusión al nombre del dios solar maya y de una denominación esencialmente geográfica que se relacionaría con los vocablos mayas cob (o kob), turbia o picada, y ha, agua, que formarían la denominación Lugar de agua turbia o picada, seguramente en referencia a los lagos en torno a los cuales fue edificada la ciudad. Cobá es sin duda el asentamiento más importante del noreste de la península de Yucatán comparable en tamaño e importancia a Chichén Itzá, su rival y enemigo a lo largo de gran parte de su historia prehispánica.
Tiene una extensión de poco más de 70 kilómetros cuadrados y una red de 45 caminos (o sacbeob) que comunica a los diversos conjuntos del sitio, así como a Cobá con otras comunidades menores y seguramente dependientes de su dominio. Dentro de este complejo sistema de caminos, destaca el de 100 kilómetros que une al sitio con el de Yaxuná, en el vecino estado de Yucatán.
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La pirámide de Nohoch Mul, de 42 metros, es la estructura más icónica y una de las pocas en México donde aún se permite el ascenso. Desde su cima, los visitantes disfrutan de vistas espectaculares de la selva y los lagos cercanos, un espectáculo que evoca el poderío maya (Visit Mexico).
El sitio incluye el Juego de Pelota y el Grupo Macanxoc, con estelas jeroglíficas que narran eventos dinásticos y rituales. Estas inscripciones ofrecen valiosas pistas sobre la élite gobernante y las ceremonias de la época, según arqueólogos del INAH (INAH).
Cobá se distingue por su integración con la naturaleza. Los senderos, rodeados de ceibas, monos araña y aves tropicales, permiten recorrer el sitio a pie o en bicicleta, una experiencia que combina aventura y cultura. Los cenotes cercanos, como Choo-Ha, son ideales para refrescarse (TripAdvisor).
El INAH estima que solo el 10% de Cobá ha sido excavado, lo que sugiere que aún guarda secretos. Hallazgos recientes, como cerámicas y ofrendas, confirman su papel como centro ceremonial y comercial de gran relevancia (Arqueología Mexicana).
En Instagram, los viajeros comparten imágenes de Nohoch Mul al amanecer, destacando su atmósfera mística. El hashtag #CobaMaya es popular entre quienes buscan experiencias auténticas lejos del turismo masivo de Chichén Itzá (Instagram trends).
El sitio está abierto de 8:00 a 17:00, con una entrada de $95 MXN. Se recomienda llevar calzado cómodo, agua y repelente, ya que la selva puede ser calurosa. Guías locales ofrecen recorridos que enriquecen la visita con detalles históricos (INAH).
Cobá es accesible desde Tulum o Playa del Carmen, a una hora en coche. El Tren Maya, en fase de expansión, promete facilitar el acceso, impulsando el turismo cultural en la región, según el INAH (Fonatur).
Este enclave maya, con sus senderos y misterios, invita a descubrir una civilización que aún resuena en la selva. Cobá es un viaje al pasado que combina historia, naturaleza y espiritualidad en un entorno único.
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