En un contexto global cada vez más fragmentado y bajo crecientes tensiones comerciales, México se posiciona como un destino natural para la redistribución estratégica de inversiones, según Diana Gamboa, Gerente de Comunicación y Medios de la Cámara de Comercio y Tecnología México‑China. Las compañías chinas ven en nuestro país no solo un centro de ensamblaje para exportación, sino un aliado clave con potencial propio, lo que representa una evolución significativa respecto al enfoque tradicional.
Aunque los registros oficiales de la Secretaría de Economía reflejan la presencia de poco más de 1 000 empresas chinas bajo la modalidad de inversión extranjera directa, en la Cámara México‑China se estima que al considerar distribuidoras, intermediarios y oficinas de representación, esa cifra podría elevarse entre 4 000 y 5 000.
José Manuel Salazar Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, enfatiza que el panorama comercial mundial está sufriendo un “reacomodo”, impulsado principalmente por Estados Unidos, lo que hace impostergable la diversificación de socios económicos. En este escenario, México emerge como una pieza estratégica clave. Sin embargo, como advierte Víctor Gómez Ayala, economista jefe en Finamex Casa de Bolsa, la dominante relación comercial con EE. UU. persiste, mientras que el mercado asiático aparece principalmente en la parte de importaciones.
Entre los principales factores que hacen atractivo a México—según Gamboa—se encuentran su proximidad geográfica al mercado estadounidense, el acceso vía tratados a más de 50 economías, una mano de obra competitiva y calificada, y una estabilidad macroeconómica que favorece la inversión. Asimismo, destacó que México ya no es visto únicamente como una plataforma triangular hacia EE. UU., sino como un mercado estratégico de largo plazo para empresas chinas.
En cuanto a ejemplos concretos, mencionó empresas como Hisense, Minth Group, Huawei, Kuka Home, Hangzhou XZB, JAC Motors, Changan, ICBC y Honghua Group, las cuales han establecido operaciones en México pensando no solo en exportar, sino en desarrollar su presencia con visión local. En el caso de BYD, la compañía automotriz china ha optado por una expansión gradual, reflejando los retos que enfrentan proyectos a gran escala en México—como el emblemático Dragon Mart en Quintana Roo que no prosperó por divergencias entre gobierno, empresas y comunidades.
Deja un comentario Cancelar respuesta