En un esfuerzo por preservar uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha implementado nuevas medidas de seguridad en Chichén Itzá, específicamente en torno a El Castillo, la icónica pirámide dedicada a Kukulkán. A partir de esta semana, los visitantes deberán mantenerse a una distancia mínima de 15 metros de la base de la estructura, una decisión que busca minimizar el desgaste causado por la erosión, la humedad y el contacto humano.
Para hacer cumplir esta nueva normativa, se han colocado cintas delimitadoras alrededor de la pirámide, señalando claramente el perímetro desde el cual los turistas pueden admirar la majestuosidad de El Castillo. Esta medida surge como respuesta a incidentes recientes, como el ocurrido el 31 de marzo, cuando un visitante extranjero cruzó las barreras de seguridad y ascendió a la pirámide, desatando críticas y preocupaciones sobre la protección del patrimonio cultural.
El INAH ha enfatizado que estas acciones no solo buscan salvaguardar la integridad física de las estructuras, sino también garantizar la seguridad de los visitantes. El contacto directo con las antiguas piedras puede acelerar su deterioro, y las aglomeraciones cercanas representan riesgos tanto para los monumentos como para las personas.
Además de las restricciones físicas, se ha incrementado la presencia de personal de seguridad y guías especializados en la zona. Su labor es orientar a los turistas, asegurar el cumplimiento de las nuevas disposiciones y ofrecer información sobre la importancia histórica y cultural del sitio.
Estas medidas forman parte de una estrategia más amplia para preservar Chichén Itzá, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Las autoridades hacen un llamado a la conciencia y colaboración de todos los visitantes, recordando que el respeto y la conservación de estos tesoros ancestrales son responsabilidad de todos.
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