La historia de la Casa de la Tía Toña en la CDMX: Leyendas, misterio y disputas legales

Las historias que rodean a propiedades abandonadas tienden a relacionarse con relatos de fantasmas, desapariciones misteriosas y trágicas muertes

La historia de la Casa de la Tía Toña en la CDMX: Leyendas, misterio y disputas legales

La historia de la Casa de la Tía Toña en la CDMX: Leyendas, misterio y disputas legales

Las historias que rodean a propiedades abandonadas tienden a relacionarse con relatos de fantasmas, desapariciones misteriosas y trágicas muertes. Sin embargo, los verdaderos sucesos que han ocurrido en estos lugares suelen ser aún más enigmáticos o aterradores que cualquier leyenda que se haya contado.

En la Ciudad de México existen varias casas abandonadas que han sido envueltas en rumores y testimonios de fenómenos paranormales. Entre ellas, destaca la “Casa de la Tía Toña”, una residencia no solo rodeada de una escalofriante leyenda, sino también implicada en una prolongada y compleja disputa legal que sigue sin resolverse.

Se dice que la “Casa de la Tía Toña” está ubicada en la calle Cumbre de Acultzingo, número 199, en la colonia Lomas Altas, dentro de la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec, y muy cerca del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México. Ilustraciones y diversos relatos han señalado este lugar como el centro de una historia de tragedia y misterio.

Según la leyenda, esta casa fue hogar de una viuda de un próspero comerciante que, tras la muerte de su esposo, heredó toda la fortuna. Como no tenía hijos propios, decidió adoptar a varios niños sin hogar. Sin embargo, estos niños, al llegar a la casa, comenzaron a comportarse de forma irrespetuosa, haciendo travesuras y causando destrozos en la propiedad, lo cual agotó rápidamente la paciencia de la viuda.

Un día, la “Tía Toña”, como era conocida, descubrió que los niños le estaban robando. Esta situación desató su furia, y en un ataque de ira acumulada, golpeó a los niños hasta causarles la muerte. Desesperada por ocultar lo ocurrido, llevó sus cuerpos hasta un río cercano y los arrojó al agua.

Otra versión de la historia cuenta que la viuda, cansada del mal comportamiento de los niños, decidió deshacerse de ellos envenenando su comida. Después de reflexionar y sentir remordimiento por lo que había hecho, consumió el mismo veneno que les había dado.

Muchos relatos afirman que, después de estos sucesos, la casa quedó abandonada. A lo largo de los años, también se le ha conocido como “La Guardesa”, y se dice que fue demolida para construir una mansión en el mismo lugar. Hay quienes sostienen que existen otras dos propiedades en la barranca de Barrilaco, en Lomas de Chapultepec, donde supuestamente ocurrieron estos trágicos eventos. Sin embargo, la mayoría de las versiones apuntan a la casa ubicada en la calle Cumbres de Acultzingo como el escenario de esta oscura historia.

La propiedad, que se extiende por más de 6,710 metros cuadrados, enfrentó su primer conflicto legal en junio de 1992. Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se ordenó la expropiación de varios terrenos en el marco de las remodelaciones del Bosque de Chapultepec, declarando toda la Tercera Sección como área natural protegida. En respuesta, los dueños de “La Guardesa” solicitaron un amparo, oponiéndose a la demolición de la casa, ya que estaba ubicada en una zona de reserva de valor ambiental.

El decreto de AMLO que afectaría a La Casa de la Tía Toña

Tiempo después, Andrés Manuel López Obrador, quien era jefe de Gobierno del Distrito Federal, publicó un decreto en el que el Bosque de Chapultepec fue designado oficialmente como área de valor ambiental. Según la Gaceta Oficial del Distrito Federal, estos espacios son “áreas verdes en las que los ecosistemas originales han sido alterados por la actividad humana, y requieren ser restaurados o preservados debido a que aún conservan importantes características ambientales y escénicas para la ciudad, contribuyendo a la calidad de vida de sus habitantes.”

Luego de la publicación de este decreto, Claudia Sheinbaum Pardo, secretaria de Medio Ambiente en ese momento, acudió al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal para iniciar una demanda contra los propietarios de “La Guardesa”. En la demanda se argumentaba que la propiedad invadía ilegalmente más de 1,700 metros cuadrados del Bosque de Chapultepec.

El caso pasó al Juzgado Décimo Tercero de Distrito en Materia Administrativa, y el 18 de mayo de 2005, el fallo fue a favor de los propietarios. Sin embargo, tres años después, Marcelo Ebrard, entonces jefe de Gobierno, revocó parcialmente el decreto previo de su antecesor, limitando la derogación al inmueble en Cumbre de Acultzingo, número 199. Ese mismo año, “La Guardesa” fue denunciada ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) por presuntamente ocupar de manera ilícita terrenos de la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec.

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