Investigadores han logrado, por primera vez en la historia de la astronomía, capturar la señal química primordial que indica el inicio de la formación de planetas alrededor de una estrella joven muy similar a nuestro Sol. Empleando las capacidades avanzadas del telescopio espacial James Webb y el observatorio ALMA, el hallazgo abre una perspectiva directa al nacimiento de los mundos y, en particular, al origen de nuestro propio sistema solar.
Una estrella bebé, HOPS‑315: el escenario de una transformación cósmica
Ubicada a aproximadamente 1 300 años‑luz de la Tierra dentro de la nebulosa de Orión, la protoestrella llamada HOPS‑315 representa una fase temprana y crítica en la evolución estelar. Rodeada por un disco protoplanetario —una masa esencial de gas y polvo— este entorno es el caldo de cultivo donde comienzan a gestarse los planetas.
El hallazgo fundamental: moléculas precursoras y minerales cristalizados
En el interior de dicho disco, los científicos detectaron monóxido de silicio (SiO) tanto en su forma gaseosa como en compuestos cristalinos. Este descubrimiento refleja la temprana condensación de minerales que eventualmente darían forma a los primeros planetesimales: bloques de construcción de planetas. La detección temprana de estas señales marca un hito, pues hasta ahora no se había captado este proceso en un sistema ajeno al nuestro.
James Webb + ALMA: una colaboración sinérgica
El análisis comenzó con el telescopio JWST, especializado en captar firmas químicas en el infrarrojo. Luego, con ALMA, compuesto por 66 antenas en el desierto de Atacama, se identificó con precisión el origen de estas señales. El resultado: las emisiones provienen de una región comparable a la órbita del cinturón de asteroides que rodea al Sol, lo que refuerza la idea de que los procesos observados en HOPS‑315 son análogos a los que ocurrieron en nuestro sistema solar.
Una ventana directa al pasado del sistema solar
Este descubrimiento funciona como una “fotografía” de cómo era la etapa inicial del sistema solar, antes de que existieran planetas plenamente formados. Las inclusiones ricas en calcio y aluminio (CAIs), presentes en meteoritos primitivos terrestres, están vinculadas a este mismo momento de condensación mineral, y ahora hemos observado procesos equivalentes en HOPS‑315.
Implicaciones y pasos a futuro
El estudio, publicado el 16 de julio de 2025 en Nature, no solo ayuda a comprender nuestro origen planetario, sino que también allana el camino para identificar y analizar otros sistemas en etapas primitivas. Gracias a la combinación de Webb y ALMA, los astrónomos disponen de un modelo replicable para inspeccionar otros discos protoplanetarios y comparar procesos similares en diferentes regiones de la galaxia.
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