Continúa la lucha contra el gusano barrenador. En el marco de una estrategia nacional para contener la enfermedad que amenaza al sector ganadero y afecta el comercio internacional, en Tecámac, Estado de México, el Centro de Adiestramiento Canino (Ceacan) del Senasica capacita parejas de perro y manejador para detectar la presencia del gusano barrenador del ganado (GBG), una plaga causada por la mosca Cochliomyia hominivorax que representa un serio riesgo para la sanidad animal y el comercio con Estados Unidos.
Selección y preparación olfativa intensiva
Perros mestizos rescatados —como Hummer, Havana y Gamma— son los protagonistas del programa. Estos canes, de entre uno y dos años, han sido elegidos por su alta energía, interacción social positiva y notable capacidad de juego, que facilitan su entrenamiento mediante refuerzo positivo con premios y dinámicas lúdicas.
Para enseñarles a identificar el olor del GBG, los entrenadores usan muestras impregnadas con extractos del parásito en lugar del agente infeccioso. Además, los perros enfrentan condiciones adversas controladas en un simulador climático tropical: se los expone progresivamente a temperaturas de hasta 40 °C y alta humedad, imitando el clima de regiones como Chiapas, donde la plaga está muy activa.
Detección rápida y despliegue territorial
Cada binomio recibe entre seis semanas y tres meses de entrenamiento previo junto con su guía. Una vez graduados, realizan inspecciones olfativas que identifican infecciones en segundos, y son operativos actualmente en Catazajá, Chiapas, con planes de enviar más parejas a Jalisco y Guatemala, en colaboración con OIRSA.
Alcance y eficacia del programa
Desde su creación en 2017, el Ceacan ha entrenado más de 600 perros, con 83 binomios aún activos en diferentes puntos del país. Además, el centro capacita a guías de República Dominicana, El Salvador y Guatemala, ampliando la estrategia regional de detección de plagas.
La capacidad olfativa canina es extraordinaria: cuentan con más de 350 millones de células sensoriales, en contraste con apenas 5 millones en los humanos. Esta ventaja les permite detectar patógenos de forma veloz y precisa —hasta con un 92 % de efectividad en aeropuertos y fronteras—, reduciendo significativamente los tiempos frente al procedimiento tradicional de muestreo y laboratorio.
Compromiso duradero y adopción
Los perros activos en campo pueden trabajar hasta 10 años de edad o 8 años de servicio, tras lo cual se jubilan y, en la gran mayoría de los casos, son adoptados por sus manejadores gracias al apego forjado durante el entrenamiento.