Quintana Roo ha registrado un notable aumento en la llegada de turistas internacionales en los primeros cinco meses de 2025, con un promedio mensual de 928,000 visitantes, superando los 859,000 del mismo periodo en 2024, según datos del Instituto Nacional de Migración (INM). Este crecimiento del 8% refleja el atractivo sostenido de destinos como Cancún, Cozumel y Mahahual, impulsado por su belleza natural y esfuerzos promocionales, aunque también plantea desafíos para la sostenibilidad y la infraestructura local.
El incremento en el turismo internacional consolida a Quintana Roo como un líder global, atrayendo visitantes de mercados tradicionales como Estados Unidos, Canadá y Europa, así como de países emergentes como Brasil y Colombia. La diversificación de mercados, lograda mediante participaciones en ferias turísticas internacionales y alianzas con aerolíneas, ha sido clave para este éxito. Sin embargo, algunos críticos señalan que la dependencia de mercados específicos podría ser riesgosa frente a crisis económicas globales.
El arribo de cruceros a Cozumel y Mahahual ha superado a otros destinos mexicanos como Los Cabos, Ensenada y Puerto Vallarta. En el primer semestre de 2025, Cozumel recibió 685 cruceros con 2.4 millones de pasajeros, mientras que Mahahual acogió 302 arribos con 1.2 millones de visitantes. Estas cifras destacan la importancia del turismo marítimo, pero también generan preocupación por el impacto ambiental en arrecifes y ecosistemas costeros, un tema que las autoridades han abordado con regulaciones parciales.
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La gobernadora Mara Lezama atribuyó estos resultados a la colaboración con aerolíneas, navieras y touroperadores, así como a la calidez de la población local. La infraestructura turística, que incluye hoteles de lujo y conectividad aérea, ha sido un pilar fundamental, con el Aeropuerto Internacional de Cancún manejando un flujo constante de pasajeros. No obstante, el crecimiento ha expuesto carencias en servicios públicos, como el transporte y la gestión de residuos, que afectan la experiencia del visitante.
La seguridad, un factor crucial para el turismo, ha sido destacada como un área en mejora continua, con estrategias que incluyen mayor presencia policial y tecnología de vigilancia. Sin embargo, reportes de incidentes aislados en zonas turísticas han generado críticas sobre la efectividad de estas medidas, especialmente en un contexto donde la percepción de seguridad es tan importante como la realidad para los viajeros internacionales.
El fortalecimiento de rutas aéreas ha sido esencial para el aumento de visitantes. En 2025, se han añadido vuelos directos desde ciudades europeas y sudamericanas, reduciendo la dependencia de conexiones vía Estados Unidos. Aunque esto ha ampliado el alcance del destino, algunos expertos advierten que la saturación del aeropuerto de Cancún podría generar retrasos y molestias si no se invierte en su expansión.
La promoción de la cultura y la gastronomía local ha jugado un papel importante en atraer turistas. Eventos como festivales de comida y experiencias mayas han ganado popularidad, pero las comunidades indígenas han expresado que los beneficios del turismo no siempre llegan a ellas. Este desequilibrio plantea preguntas sobre la equidad en la distribución de las ganancias generadas por el sector.
El impacto ambiental del turismo masivo es una preocupación creciente. La presión sobre los arrecifes de Cozumel y la laguna de Bacalar ha llevado a medidas como restricciones en actividades acuáticas y programas de reforestación de corales. Sin embargo, ambientalistas consideran que estas acciones son insuficientes frente al volumen de visitantes, exigiendo políticas más estrictas para proteger los ecosistemas.
Quintana Roo enfrenta el reto de mantener su crecimiento turístico sin comprometer su patrimonio natural y cultural. Mientras la temporada vacacional de verano de 2025 promete consolidar estas cifras, las autoridades deben equilibrar la promoción con la sostenibilidad. La falta de un plan integral para abordar el impacto del turismo masivo podría poner en riesgo el atractivo del destino a largo plazo.
El éxito de Quintana Roo como imán turístico global es innegable, pero requiere una gestión cuidadosa para evitar que el crecimiento se traduzca en deterioro ambiental o social. Con una estrategia que combine innovación, sostenibilidad y equidad, el estado puede seguir conquistando al mundo, asegurando que su belleza y hospitalidad perduren para las generaciones futuras.