Han pasado más de una década desde que el último episodio de Breaking Bad dejó a millones de espectadores en vilo frente a la pantalla. Sin embargo, el eco de Walter White —ese profesor de química que se transformó en uno de los criminales más complejos de la televisión— parece no haber desaparecido del todo. Esta semana, Bryan Cranston reavivó la esperanza de los fanáticos al revelar que estaría dispuesto a volver a interpretar al personaje que marcó su carrera.
En una entrevista con The Hollywood Reporter, Cranston confesó que, aunque considera el final de la serie “perfecto e insuperable”, no descarta un regreso “si la historia lo justifica”. “No lo haría por nostalgia, ni por dinero. Pero si Vince Gilligan escribe algo que realmente valga la pena, no lo pensaría dos veces”, declaró el actor de 69 años, quien ha ganado seis premios Emmy por su papel.
El universo de Breaking Bad se ha expandido con éxito en los últimos años gracias a Better Call Saul y El Camino, proyectos que profundizaron en los personajes secundarios y cerraron cabos sueltos de la serie original. En ambos, Cranston realizó apariciones breves, demostrando que su presencia sigue siendo magnética. “Cada vez que me pongo esa barba y ese gorro, siento que Walter White sigue vivo, esperando su próxima lección de química”, bromeó.
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Aunque el actor insiste en que el final de Breaking Bad fue “narrativamente perfecto”, la cultura del “multiverso televisivo” ha hecho que los estudios consideren revivir franquicias clásicas bajo nuevos formatos. Según fuentes cercanas a Sony Pictures Television, ya existen conversaciones informales para desarrollar un proyecto que explore los años previos al ascenso de Heisenberg.
Cranston, sin embargo, mantiene los pies en la tierra. “Si alguna vez volviera, tendría que ser algo que sorprenda incluso a quienes ya creen haberlo visto todo. No me interesa repetir fórmulas”, aclaró. En la misma charla, también habló de la huella psicológica que el personaje dejó en él: “Walter me enseñó que todos tenemos un punto de quiebre. No nacemos villanos, nos convertimos en ellos cuando dejamos de escuchar a nuestra conciencia”.
Los fanáticos reaccionaron con entusiasmo. En redes sociales, el hashtag #HeisenbergReturns se volvió tendencia mundial, y los foros de Breaking Bad en Reddit se llenaron de teorías sobre un posible spin-off o precuela. Algunos incluso especulan que Cranston podría aparecer en futuros proyectos de Gilligan para Apple TV+, plataforma con la que el creador de la serie firmó un contrato de exclusividad.
A nivel cultural, el regreso de Walter White tendría un significado mayor: simbolizaría la nostalgia de una era dorada de la televisión, donde los personajes eran imperfectos, humanos y profundos. “Breaking Bad redefinió el antiheroísmo. Si vuelve, no será solo un personaje: será el regreso de un símbolo narrativo”, comentó el crítico Alan Sepinwall.
Cranston, quien también triunfó en teatro con Network y en cine con Trumbo, ha demostrado ser uno de los intérpretes más versátiles de su generación. Pero a pesar de su éxito, sigue siendo recordado como el hombre que miró la oscuridad a los ojos y le dio un rostro humano.
Walter White puede haber muerto en la ficción, pero mientras Bryan Cranston conserve la pasión por contar historias, el legado de Breaking Bad seguirá vivo.
Una vez dentro del proyecto, instauró un ritual personal: al final de cada jornada de rodaje, se aplicaba una toalla caliente y húmeda en el rostro para eliminar “la suciedad y la mugre, tanto emocional como física”. Este método, que conserva hasta el presente, le permitió asumir papeles exigentes sin sacrificar el equilibrio personal.
Un éxito con consecuencias personales
El fenómeno de la serie modificó profundamente su vida, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Reconoció que el éxito lo llevó a reducir sus salidas y a sentirse observado en lugares públicos.
Recordó, en diálogo con The Times, una charla con Robert De Niro sobre las dificultades para preservar la privacidad cuando la fama crece. También evocó su infancia en Los Ángeles, marcada por la ausencia de su padre y la inestabilidad familiar, experiencias que transformó en herramientas para su trabajo actoral.
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Con información de INFOBAE
