Yucatán, el estado más rezagado en educación de la Península

Yucatán, es el octavo estado con mayor rezago educativo y el décimo con menor promedio de escolaridad

Yucatán, el estado más rezagado en educación de la Península

Yucatán, el estado más rezagado en educación de la Península

Yucatán, tierra de riqueza cultural e histórica —como Mérida, la Capital Americana de la Cultura 2000— enfrenta un duro contraste: a pesar de su identidad y logros artísticos, regrasa en indicadores educativos. La entidad se encuentra ubicada entre los peores lugares a nivel nacional: es el octavo estado con mayor rezago educativo y el décimo con menor promedio de escolaridad. Su rendimiento se sitúa por debajo de la media nacional, según datos del INEGI y la Secretaría de Bienestar.

El rezago más claro de la península

Esta brecha educativa no es solo nacional; también es regional. Dentro de la península de Yucatán, esta entidad es la más rezagada en términos educativos, mientras que Quintana Roo ostenta los mayores avances, con Campeche en una posición intermedia.

Datos adicionales sobre la educación en Yucatán

Aunque los detalles completos del artículo original están reservados para suscriptores, otras fuentes permiten profundizar:

Factores que agravan el panorama educativo

  1. Brechas sociales persistentes: la pobreza, desigualdad, y marginación —especialmente en zonas rurales e indígenas— dificultan el acceso y la permanencia en la escuela.
  2. Secuelas de la pandemia: la interrupción educativa dejó atrasados a miles, muchos de ellos aún sin reintegrarse al sistema.
  3. Débil infraestructura y escasa adaptación: el aumento en plantas y maestros no ha sido suficiente para revertir el abandono escolar, pues no se abordan las causas estructurales.

Necesidad de una transformación

Yucatán enfrenta una paradoja: un rico legado cultural, una capital reconocida, pero un sistema educativo que no logra retener a su población estudiantil ni garantizar niveles adecuados de escolaridad. El estado necesita políticas integrales, financiamiento adecuado, estrategias diferenciadas (sobre todo para mujeres, comunidades indígenas y zonas rurales) y programas post-pandemia efectivos.

Solo con una visión educativa inclusiva, sólida y adaptada a realidades locales, Yucatán podrá recuperar terreno y cerrar la brecha que lo separa de sus pares peninsulares y del resto del país.

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