La noticia de la tragedia en Kenia ha dejado al mundo consternado. Se ha reportado que hasta ahora se han encontrado los cadáveres de 403 personas de las 613 que estaban presuntamente desaparecidas en el país.
Tragedia en Kenia por fanatismo religioso
Estas muertes han sido atribuidas al ayuno extremo practicado por los miembros de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, motivados por su fanatismo religioso y su afán de “encontrarse con Jesús”.
Rhoda Onyancha, comisionada regional de la policía, confirmó el número de cuerpos encontrados y también informó que se han rescatado con vida a 95 personas. Sin embargo, las autoridades temen que la cifra de muertos en lo que se ha denominado la “masacre de Shakahola” siga aumentando, ya que se cumplen tres meses desde que se descubrieron las primeras víctimas en fosas comunes a lo largo de la costa keniana.
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La mayoría de los cadáveres han sido hallados dentro del bosque de Shakahola, que abarca una extensión de aproximadamente 320 hectáreas. Las autoridades han recolectado muestras de ADN de 260 familiares de las víctimas para facilitar la identificación de los fallecidos.
La policía ha revelado que la mayoría de los cuerpos pertenecen a adeptos de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, una secta religiosa fundada por el pastor Paul Nthenge Mackenzie. Mackenzie, quien promovía el ayuno hasta la muerte para “encontrarse con Jesús”, fue detenido el pasado mes de abril bajo acusaciones de terrorismo. Además, otras 16 personas relacionadas con el grupo fueron arrestadas por su presunta participación en la vigilancia y control de los ayunantes en el bosque de Shakahola.
El patólogo Johansen Oduor ha realizado análisis en 338 cuerpos hasta el momento y ha confirmado que 117 de ellos eran menores de edad y 201 eran adultos. Los restantes 20 cuerpos estaban en un estado avanzado de descomposición, lo que dificulta determinar las circunstancias de su muerte.
La causa exacta de la muerte de las víctimas sigue siendo objeto de investigación. Aunque se han encontrado signos de inanición en todos los cuerpos, también se han encontrado rastros de estrangulamiento y asfixia en algunas autopsias, lo que sugiere una posible violencia adicional.
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La tragedia en Kenia ha generado una profunda conmoción y ha puesto en evidencia la necesidad de abordar el fanatismo religioso y proteger a las personas de la manipulación y los peligros asociados. Las autoridades continúan trabajando para esclarecer los detalles de este trágico suceso y garantizar que se haga justicia por las víctimas.
