En México, la problemática del trabajo infantil ha alcanzado niveles alarmantes, convirtiendo al país en el segundo de América Latina con la mayor cantidad de menores involucrados en labores prohibidas. Según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), se estima que alrededor de 3.3 millones de niños, niñas y adolescentes se encuentran trabajando en distintas formas de ocupaciones no permitidas.
La dura realidad del trabajo infantil en México
El informe revela que 1.8 millones de menores desempeñan trabajos peligrosos o prohibidos por debajo de la edad mínima establecida, mientras que otros 262 mil combinan labores no permitidas con quehaceres domésticos en condiciones inadecuadas. Esto eleva la cifra total de niños y adolescentes en ocupaciones no permitidas a 2 millones.
La académica Elisa Ortega Velázquez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, destaca que estos trabajos representan un grave riesgo físico, mental y moral para los menores, interfiriendo con sus actividades escolares e incluso obligándolos a abandonar la escuela prematuramente. Además, la pandemia de Covid-19 ha agravado la situación, al limitar el acceso a la educación y exponer a los niños a condiciones de vulnerabilidad debido al confinamiento y la falta de servicios básicos.
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A nivel latinoamericano, México ocupa el segundo lugar en términos de trabajo infantil, solo por detrás de Brasil. Las prácticas que vulneran la dignidad y el bienestar de los menores son diversas, incluyendo la venta y el “enganche” de niños para beneficio económico, la trata laboral en diferentes sectores como la industria doméstica, la mendicidad ajena, la servidumbre y el reclutamiento para fines de explotación sexual y crimen organizado.
Los testimonios recopilados por la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) revelan la cruda realidad que enfrentan estos menores, quienes son enviados a trabajar por sus propias familias debido a la falta de recursos económicos, lo que a veces implica abandonar sus estudios y comprometer su futuro.
El problema del trabajo infantil varía en cada región de México, siendo la entidad con la mayor tasa de incidencia el Estado de México, seguido de Puebla, Chiapas, Michoacán y San Luis Potosí. A nivel nacional, la tasa de trabajo infantil se sitúa en un alarmante 11.5 por ciento.
Ante esta preocupante situación, es fundamental que las autoridades, organizaciones y la sociedad en su conjunto se unan para erradicar el trabajo infantil en todas sus formas. Es necesario implementar políticas y programas efectivos que protejan los derechos fundamentales de los niños y garanticen su acceso a la educación, la salud y un entorno seguro para su desarrollo. Solo a través de un compromiso firme y acciones concretas se podrá brindar un futuro digno a la infancia mexicana.