Una arquitecta española, residente en Finlandia desde hace cuatro años, revela en un vídeo cómo transcurre su día laboral en ese país. Lo que fue una estancia temporal de tres meses, se convirtió en una sólida vida en el norte de Europa, gracias a la calidad de vida que encontró, sobre todo en el ámbito profesional.
Finlandia destaca entre los países europeos por su elevada calidad de vida y un entorno laboral caracterizado por la organización, el respeto por la conciliación y la puntualidad. Elementos que, según muchos españoles que han decidido mudarse, resultan sorprendentes y admirablemente distintos a lo que se acostumbra en otras culturas laborales. Recientemente, una arquitecta española residente allí ha compartido en sus redes esta experiencia, resaltando la diferencia con lo vivido en España.
Rutina diaria: amanecer, silencio y soledad
La jornada de trabajo de esta profesional comienza temprano: a las 7:30 a. m. ya está camino a su oficina. Ella destaca cómo la luz natural cambia drásticamente según la estación: el amanecer ocurre alrededor de las 5:30 a. m. y el ocaso cerca de las 9:30 p. m., lo que le permite disfrutar de amplios días soleados en verano. Sin embargo, percibe una peculiar sensación al caminar por calles casi desiertas, describiendo que a veces se siente sola, como si estuviera dentro de una “realidad virtual” deshabitada.
Espacios pensados para el bienestar
Ya en el entorno laboral, muestra con detalle áreas poco comunes en España, como la “sala del silencio”. Este espacio está ideado para que los empleados puedan trabajar concentrados o descansar sin distracciones, algo muy valorado en entornos que promueven la calma y la productividad.
Almuerzos temáticos: pronto y eficiente
Otra diferencia clave es la hora de la comida: mientras en España suele almorzarse hacia las 14:00, en Finlandia ella lo hace a las 12:30, e incluso sus compañeros adelantan ese momento a las 11:30. Esta práctica enfatiza la distribución eficiente del tiempo, que permite aprovechar más la tarde fuera del trabajo.
Puntualidad suiza: salir a tiempo sin miramientos
Tal vez el aspecto más impactante que ella destaca es la rigurosa puntualidad. Terminar el trabajo a las cuatro de la tarde no solo es habitual, sino que excederse solo un minuto ya causa sorpresa: “Si son las cuatro y un minuto y sigues sentado, te preguntan ‘¿vives aquí?’”, comenta con humor. Este nivel de disciplina horaria permite disfrutar de las tardes con luz y sin presiones.
Largos inviernos y agradecimiento por desconectar
Aunque el horario permite tardes luminosas en verano, en invierno la situación cambia drásticamente: se comienza y se termina el trabajo con oscuridad, un reto cotidiano que reconoce con resignación. Aun así, valora profundamente la oportunidad de desconectar plenamente al finalizar la jornada, permitiéndole caminar, descansar o simplemente apreciar los pocos minutos de luz que ofrece el día.
En resumen, la arquitecta española destaca una cultura laboral finlandesa marcada por el equilibrio entre eficiencia y descanso. La jornada tiene un inicio temprano, espacios de concentración, comidas adelantadas y un final puntual que fomenta la desconexión. Una rutina que, para quien la experimenta, redefine la noción de tiempo libre como un derecho valioso y accesible.