La controversia sobre las diferencias entre el jitomate y el tomate ha generado una gran discusión en las redes sociales. Los usuarios han dividido sus opiniones en dos grupos: algunos afirman que el jitomate se distingue por su color rojo y su sabor más dulce, mientras que el tomate es verde, con un sabor ácido o amargo.
En contraste, otros argumentan que ambos son simplemente “tomates” y que en algunas regiones de México se utiliza erróneamente la palabra jitomate para referirse al fruto rojo.
¿Tomate o jitomate?
En el centro y sur de México, es común llamar “jitomate” al fruto rojo, mientras que en el norte del país, al igual que en España y otras partes de Latinoamérica, se prefiere el término “tomate”.
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Esta diferencia regional en la nomenclatura es uno de los puntos que alimenta la confusión en la conversación pública.
Según la chef Ana Martorell, el término jitomate es exclusivo de México y se utiliza para referirse al tomate rojo. Además, en el país también existe la distinción para el tomate verde, conocido como “tomatillo”, un término que, al igual que jitomate, es particular de la gastronomía mexicana.
¿Qué dice la RAE sobre esta confusión?
El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) actualmente reconoce la palabra “jitomate” como un mexicanismo para referirse al tomate. En tiempos prehispánicos, los mexicas utilizaban el término “tomatl” como un vocablo genérico para los diferentes tipos de tomates, lo que explica la evolución de ambas palabras.
Tanto “tomate” como “jitomate” tienen su origen en el náhuatl, donde la terminación “atl” hace alusión al agua, un elemento fundamental para el crecimiento de este fruto.
Con la llegada de los españoles, el término “tomate” se incorporó al español y de allí se extendió a otras lenguas, como el inglés, donde se utiliza “tomato”. Esta historia lingüística refleja cómo la evolución de las palabras está ligada a la identidad cultural de una región y su historia.