Las toallas de baño, utilizadas a diario, pueden convertirse en un foco de acumulación de bacterias, hongos y células muertas si no se lavan con la frecuencia adecuada.
A pesar de que muchas personas no prestan atención a este aspecto, especialistas en microbiología y salud han establecido recomendaciones claras para evitar riesgos.
¿Cada cuánto lavar las toallas de baño?
Según el microbiólogo Philip Tierno, profesor en la Universidad de Nueva York, lo ideal es lavarlas después de dos o tres usos. En una entrevista con la BBC, explicó que la humedad retenida en las toallas favorece el crecimiento de microorganismos, lo que puede derivar en problemas de higiene.

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“Si una toalla comienza a oler mal, eso es una señal de que las bacterias ya están proliferando y debe lavarse de inmediato”, advirtió.
Por su parte, la especialista en higiene Sally Bloomfield recomendó lavarlas al menos una vez por semana, incluso si no muestran signos visibles de suciedad.
En declaraciones a la BBC, señaló que, con el tiempo, las toallas pueden acumular millones de gérmenes que afectan la piel, especialmente en personas con sensibilidad dérmica o afecciones dermatológicas.
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¿Qué hacer para evitar bacterias en las toallas?
Para minimizar la proliferación de microorganismos y prolongar la vida útil de las toallas, los expertos sugieren colgarlas en un lugar bien ventilado tras cada uso, asegurando que se sequen por completo antes de reutilizarlas.
Además, se recomienda lavarlas con agua caliente: el mínimo debe ser 30°C, aunque lo ideal es 60°C para eliminar eficazmente bacterias y residuos.

Adoptar una rutina de lavado y secado adecuada no solo previene malos olores y posibles afecciones cutáneas, sino que también contribuye a una mejor higiene y bienestar general. Un hábito simple, pero clave para la salud diaria.