Durante décadas, la comunidad científica consideró que el tiburón sabueso de vela (Gogolia filewoodi) había desaparecido del planeta, tras no registrarse ningún avistamiento desde su descripción original en 1973. Sin embargo, recientes hallazgos han confirmado que esta criatura inusual y extraña sigue con vida en aguas profundas de Papúa Nueva Guinea, en la zona de la bahía Astrolabe.
El descubrimiento que cambió todo
El tiburón fue inicialmente descrito en la década de los setenta por el ictiólogo Lionel Winston Filewood, quien documentó un ejemplar en la desembocadura del río Gogol. Esa fue la única evidencia disponible durante más de medio siglo.
La sorpresa llegó cuando pescadores artesanales de la región empezaron a capturar ejemplares diminutos en aguas profundas —entre 80 y 200 metros— cerca del mismo río, entre los años 2020 y 2022. Se trató de cinco hembras y un macho adulto, todos con la característica aleta dorsal en forma de vela que define a la especie.
Rasgos fascinantes y hallazgos científicos del sabueso de vela
Este tiburón, de menos de un metro de longitud, posee una aleta dorsal prominente, que le da un aspecto llamativo e inusual dentro del mundo marino. Perteneciente a un género exclusivo (Gogolia), es considerado un reliquia evolutiva, posiblemente con parentescos muy distantes dentro de los triáquidos.
Micro-endemismo y fragilidad
Los investigadores sospechan que Gogolia filewoodi es microendémica, es decir, confinada a un área muy reducida dentro de la bahía Astrolabe. Esto la hace extremadamente vulnerable a cambios ambientales o presión pesquera.
A pesar de no tener valor comercial —ni su carne ni sus aletas son apreciadas— las capturas accidentales dificultan estimar la verdadera magnitud de su población y representación en registros oficiales.
Implicaciones para la conservación marina
Este hallazgo, documentado en Journal of Fish Biology, no solo refuerza la importancia del conocimiento local —los pescadores fueron clave para redescubrirla—, sino que también abre oportunidades para planes de conservación más urgentes.
Investigadores de la Universidad de Papúa Nueva Guinea están colaborando con colegas internacionales para realizar estudios genéticos y de monitoreo, con el fin de comprender mejor la biología, distribución y estado poblacional del tiburón.
Aun no figura en la Lista Roja de la UICN por falta de datos, lo que representa un desafío adicional para su protección efectiva.