Jason Momoa, el carismático actor hawaiano, sorprendió al mundo el 30 de julio de 2025 al afeitarse su icónica barba por primera vez en seis años, un cambio radical para interpretar a Duncan Idaho en Dune: Messiah, la tercera entrega de la saga dirigida por Denis Villeneuve. El actor, conocido por su apariencia ruda en Aquaman y Game of Thrones, compartió su transformación con un tono humorístico, lamentando el adiós a su barba, pero también aprovechó para promover una campaña ambiental contra el plástico de un solo uso. Aunque el cambio ha generado entusiasmo por la película, algunos fans cuestionan si este giro estético comprometerá su característico magnetismo.
El proceso, que Momoa describió como un sacrificio “solo por Denis”, tuvo lugar en un entorno familiar, con su hijo Nakoa-Wolf presente, lo que añadió un toque personal al momento. La decisión no fue solo estética, ya que el actor usó la oportunidad para destacar la importancia de reducir el plástico desechable, promoviendo su marca de agua enlatada como alternativa sostenible. Sin embargo, algunos críticos ven este mensaje como oportunista, argumentando que su plataforma de celebridad podría enfocarse en causas ambientales más profundas.
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Dune: Messiah, ambientada 12 años después de los eventos de Dune: Part Two, verá a Momoa retomar su papel como Duncan Idaho, esta vez como un ghola, un clon resucitado con recuerdos restaurados. Su nuevo look, con un rostro limpio y cabello más corto, responde a las exigencias del personaje, que requiere una apariencia más refinada. Aunque los fans están intrigados por cómo Villeneuve manejará esta transformación, algunos temen que el cambio pueda romper la conexión emocional con el Duncan Idaho de las entregas anteriores.
La saga de Dune, basada en las novelas de Frank Herbert, ha sido un éxito crítico y comercial, con Dune: Part Two recaudando más de 700 millones de dólares en 2024. La tercera película, que comenzó su rodaje en julio de 2025, promete explorar temas más oscuros sobre el poder y la religión, con el regreso de Timothée Chalamet como Paul Atreides y Anya Taylor-Joy como Alia. Sin embargo, el enfoque en Momoa ha generado críticas por desviar la atención de la narrativa central hacia su cambio físico.
Momoa, de 46 años, ha mantenido una relación cercana con Villeneuve, quien lo elogió por su carisma y profundidad emocional en Dune. El director insistió en el cambio de look para reflejar la evolución del personaje, pero algunos fans en redes sociales han expresado su descontento, comparando el nuevo aspecto con una versión “descafeinada” del actor. Este debate refleja la polarización entre quienes valoran su versatilidad y quienes lo ven como un ícono definido por su imagen ruda.
El mensaje ambiental de Momoa, aunque bien intencionado, ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos aplauden su esfuerzo por usar su fama para concienciar sobre la contaminación plástica, otros lo acusan de capitalizar una causa para promocionar su marca personal. La industria del entretenimiento, donde las celebridades suelen aliarse con campañas ecológicas, enfrenta críticas por su impacto ambiental, como los altos costos de carbono de las producciones cinematográficas, un tema que Momoa no abordó directamente.
La transformación de Momoa también ha reavivado el interés por su carrera, que ha combinado éxitos comerciales con proyectos más personales como Chief of War. Su regreso a Dune lo posiciona como una figura clave en una franquicia que busca cerrar su trilogía con impacto. Sin embargo, algunos analistas consideran que su cambio de look podría ser una estrategia publicitaria para generar expectación, en lugar de una necesidad narrativa genuina.
El rodaje de Dune: Messiah, programado para concluir en 2026, ha enfrentado desafíos logísticos, incluyendo locaciones en el desierto de Abu Dhabi, donde las temperaturas superan los 40 grados Celsius. Momoa, conocido por su resistencia física, ha compartido anécdotas sobre las dificultades del set, lo que humaniza su experiencia, pero también ha generado críticas por parte de quienes consideran que estas historias desvían la atención de los temas más profundos de la película.
El impacto cultural de Momoa trasciende su apariencia, con una base de fans que valora su autenticidad y raíces hawaianas. Su compromiso con causas ambientales y culturales lo ha convertido en un modelo a seguir, pero también en blanco de escepticismo por parte de quienes cuestionan la sinceridad de las celebridades en el activismo. Su cambio de look, aunque temporal, simboliza su disposición a adaptarse por su arte, un gesto que sus seguidores más leales celebran.
Mientras Dune: Messiah se perfila como uno de los estrenos más esperados de 2027, el cambio de look de Momoa sigue siendo un tema candente. Su capacidad para reinventarse, tanto en pantalla como en su mensaje ambiental, lo mantiene en el centro de la conversación, pero también plantea preguntas sobre el equilibrio entre la imagen pública y la autenticidad artística. La audiencia espera con ansias ver si este sacrificio valdrá la pena en la pantalla grande.
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Con información de INFOBAE
