A partir del 29 de marzo de 2025, la Secretaría de Educación Pública (SEP) implementará una prohibición total de la venta, distribución y promoción de alimentos y bebidas no saludables en todas las escuelas públicas de México. Esta medida, desarrollada en colaboración con la Secretaría de Salud, tiene como objetivo principal combatir la creciente tasa de obesidad infantil en el país y fomentar hábitos alimenticios saludables entre los estudiantes.
¿Qué comida chatarra estará prohibida?
La prohibición abarca una amplia gama de productos considerados como “comida chatarra”. Entre los alimentos y bebidas que ya no podrán comercializarse en las instituciones educativas se incluyen:
- Bebidas azucaradas: refrescos, jugos procesados con alto contenido de azúcar y bebidas energéticas.
- Botanas y frituras: papas fritas, chicharrones y otros snacks altos en sodio y grasas saturadas.
- Dulces y confitería: chocolates, caramelos, gomitas y productos similares con alto contenido calórico y de azúcares añadidos.
- Productos de panadería industrial: bollos, galletas y pastelillos empaquetados que contienen altos niveles de grasas trans y azúcares.
Esta iniciativa se enmarca dentro de la Estrategia Nacional Integral de Vida Saludable, que busca garantizar una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad para niñas, niños y adolescentes en todos los planteles educativos del país. Además de la prohibición de alimentos no saludables, la estrategia contempla la promoción de actividades físicas y la educación en hábitos de vida saludables.
La decisión de implementar estas medidas surge como respuesta a la alarmante prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil en México. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), aproximadamente 15 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años presentan problemas de sobrepeso u obesidad. Esta situación ha llevado al gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, a tomar acciones contundentes para revertir esta tendencia y mejorar la salud de las futuras generaciones.
La implementación de estos nuevos lineamientos requerirá la colaboración activa de directivos, docentes y padres de familia para asegurar su cumplimiento y promover un entorno escolar saludable. Se espera que, con el tiempo, estas medidas contribuyan a una reducción significativa en las tasas de obesidad infantil y a la adopción de hábitos de vida más saludables entre la población estudiantil.
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