Tras 38 años orbitando la Tierra, cayó de regreso un antiguo satélite de la NASA: el Earth Radiation Budget Satellite, conocido como ERBS, que fue lanzado en 1984 a bordo del transbordador espacial Challenger.
Este, volvió a ingresar a la atmósfera de nuestro planeta, el domingo 8 de enero de 2023, a las 11:04 p.m. hora de Miami, sobre el mar de Bering, según un comunicado de la agencia espacial.
No quedó claro de inmediato si partes del satélite sobrevivieron al reingreso. Se esperaba que la mayor parte del satélite se quemara a medida que se movía a través de la atmósfera.
La NASA había calculado que el riesgo de daño para cualquier persona en la Tierra era muy bajo: aproximadamente 1 en 9,400.
Hasta 2005, los datos de ERBS ayudaron a los investigadores a descifrar cómo la Tierra absorbía e irradiaba energía del Sol, y midió las concentraciones de ozono, vapor de agua, dióxido de nitrógeno y aerosoles en la estratosfera del planeta.
El satélite de la NASA superó con creces la vida útil de dos años que se había esperado, al operar durante un total de 21 años.
Logros del satélite de la NASA
Un instrumento a bordo del ERBS, el Experimento II de Gas y Aerosol Estratosférico (SAGE II), recopiló datos que confirmaron que la capa de ozono estaba disminuyendo a escala global, indicó la agencia.
Esa información ayudó a moldear el Acuerdo del Protocolo de Montreal, un pacto internacional firmado en 1987 por docenas de países, que resultó en una disminución dramática en todo el mundo en el uso de clorofluorocarbonos (CFC) que destruyen el ozono, sustancias químicas que alguna vez se usaron comúnmente en aerosoles, refrigeración y acondicionadores de aire.
Si no se hubiera acordado la prohibición de los CFC, el mundo estaría en camino de un colapso de la capa de ozono y 2.5 grados centígrados adicionales de calentamiento global para fines de siglo, según un estudio de 2021.
Actualmente, SAGE III en la Estación Espacial Internacional recopila datos sobre la salud de la capa de ozono.
Con información de CNN en Español