En un hecho histórico, Japón nombró por primera vez a una mujer como jefa de gobierno. Sanae Takaichi, una figura del ala ultraconservadora del Partido Liberal Democrático (PLD), fue investida oficialmente como primera ministra tras obtener mayoría en ambas cámaras de la Dieta, el parlamento japonés. Su llegada al cargo marca un antes y un después en la política nipona, tradicionalmente dominada por hombres.
Takaichi sucede a Shigeru Ishiba, quien renunció luego de un año de gestión marcado por dos derrotas electorales consecutivas y un desplome en su popularidad. Con su nombramiento, el país asiático abre una nueva etapa política bajo el liderazgo de una mujer que ha sido descrita como firme, disciplinada y de ideología nacionalista.
La “Dama de Hierro” japonesa
A sus 64 años, Sanae Takaichi fue elegida gracias al respaldo de la mayoría de su partido y un pacto con el minoritario Partido de la Innovación (Ishin), también de tendencia conservadora.
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En la Cámara Baja obtuvo 237 votos de los 465 escaños, mientras que en la Cámara Alta se impuso por un estrecho margen, alcanzando 125 de los 246 votos en segunda vuelta.
Con esta victoria, se convierte en la 104ª primera ministra en la historia del país y la primera mujer en ocupar ese puesto. Durante su carrera, Sanae Takaichi ha dirigido ministerios clave como el de Asuntos Interiores y Comunicaciones y el de Seguridad Económica, consolidándose como una de las políticas más influyentes dentro del PLD.
Inspiración en Margaret Thatcher
Admiradora de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, Takaichi ha expresado su intención de seguir su ejemplo en cuanto a liderazgo y determinación. “Mi objetivo es ser la Dama de Hierro de Japón”, declaró durante su campaña interna. “Admiro la capacidad de tomar decisiones difíciles por el bien del país, incluso cuando no son populares”.
El día de su investidura, su atuendo —una chaqueta azul y un collar de perlas— fue interpretado como un guiño simbólico a Thatcher. Los analistas políticos consideran que su gobierno podría marcar una línea más firme en temas de defensa, economía y relaciones exteriores, especialmente ante los desafíos regionales en Asia.
La llegada de Takaichi al poder representa no solo un cambio político, sino también un avance en materia de igualdad de género en un país donde las mujeres aún enfrentan obstáculos significativos para acceder a cargos de alto nivel.
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