Dicen que la fe a veces se pone a prueba en circunstancias inesperadas, y para João José Bezerra, conocido como el primer sacerdote cinta negra de jiu-jitsu en Brasil y subcampeón sudamericano de este deporte, la prueba llegó en una forma insólita: una mujer de 62 años a la que acusó de estar poseída por el demonio.
El episodio ocurrió el pasado 7 de agosto en la iglesia de Nuestra Señora Consolada, en la localidad de Sao Manuel, Sao Paulo, donde Bezerra había sido invitado a participar en una misa. El sacerdote, quien asegura tener formación en exorcismos, advirtió que una feligresa intentaba acercarse al Santísimo bajo lo que él interpretó como un intento de posesión demoníaca.
Golpes y forcejeo a una abuelita en plena misa

Según los testimonios, Bezerra reaccionó de manera violenta y comenzó a golpear a la mujer, además de jalarla del cabello para impedirle avanzar. Testigos relataron que la mujer, sorprendida por la fuerza del sacerdote, cayó rápidamente ante la agresión mientras algunos parroquianos intentaban contener la escena.
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La misa se vio interrumpida entre gritos, confusión y oraciones improvisadas de los asistentes, que posteriormente auxiliaron a la feligresa. Aunque en un inicio se pensó que el sacerdote buscaba “expulsar al Maligno”, lo sucedido dejó una impresión de violencia innecesaria entre la comunidad.
Tras recuperarse, la mujer decidió presentar una denuncia formal ante la comisaría local, acusando al sacerdote de agresión física. Su identidad no fue revelada por las autoridades brasileñas, pero se confirmó que recibió atención médica y apoyo psicológico.

Reacción de la Iglesia Católica
La arquidiócesis de Botacatu, a la que pertenece la parroquia, emitió un comunicado en el que informó que Bezerra fue suspendido provisionalmente de sus funciones religiosas. “La arquidiócesis de Botacatu manifiesta su profundo pesar y consternación por el episodio ocurrido durante una celebración en la parroquia de Nuestra Señora Consolada. Expresamos nuestra solidaridad y oraciones para la fiel involucrada y sus familiares, pidiendo disculpas por el sufrimiento y los trastornos causados”, declaró el arzobispo Maurício Grotto de Camargo.
El cuerpo eclesial recalcó que cualquier acto de violencia es incompatible con la misión de la Iglesia y el mensaje del Evangelio. Asimismo, aseguró que la arquidiócesis brindó apoyo económico a la mujer afectada y abrió un proceso interno para determinar las sanciones correspondientes contra el sacerdote.
Por lo pronto, Bezerra permanece apartado de toda actividad pastoral mientras avanza la investigación tanto eclesiástica como legal.
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