El tradicional ritual de los Voladores de Papantla fue suspendido de manera temporal en el municipio de Veracruz, como medida preventiva ante el riesgo de accidentes.
La decisión fue anunciada por el alcalde Celestino Pino Guevara, quien detalló que la suspensión aplica únicamente al “palo volador” ubicado en el atrio de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, considerado el más importante de la ciudad.
¿Por qué suspendieron el ritual de los Voladores de Papantla?
La medida se tomó luego de una inspección realizada por la Secretaría de Protección Civil estatal, a petición de los propios voladores. El informe técnico reveló que la estructura presenta oxidación en los estribos (escalones), así como otras afectaciones que requieren atención especializada.
TAL VEZ TE INTERESE: Adriana Fonseca, será la nueva Reina del Carnaval de Veracruz 2025
Mientras se realizan las evaluaciones y trabajos de rehabilitación, el ritual continuará desarrollándose en otras zonas del municipio, donde las estructuras se encuentran en condiciones adecuadas.
El alcalde informó que ya se ha solicitado un diagnóstico técnico más detallado para proceder con la reparación del poste central y garantizar que los danzantes puedan realizar el ritual sin poner en riesgo su integridad.
Refuerzan revisiones tras accidente en Tihuatlán
Esta decisión se enmarca en una serie de acciones preventivas adoptadas tras el accidente ocurrido el pasado 27 de junio en la comunidad de El Águila, en Tihuatlán, donde cinco voladores cayeron desde una altura de más de 10 metros durante la ceremonia.
La gobernadora Rocío Nahle ordenó entonces la revisión de todos los “palos voladores” del estado para prevenir futuros incidentes.
Hasta el momento, tres de los cinco voladores lesionados ya han sido dados de alta, mientras que los dos restantes continúan hospitalizados pero en condición estable.
Una tradición milenaria que honra a la naturaleza
El ritual de los voladores de Papantla es una ceremonia ancestral de origen totonaca, que surgió como súplica a los dioses para pedir lluvias durante tiempos de sequía.
Cada elemento del rito tiene un profundo simbolismo: cuatro voladores representan los puntos cardinales y el quinto, el caporal, el centro del universo. Con trece giros cada uno, completan 52 vueltas en total, reflejando los ciclos del calendario mesoamericano.
La ceremonia se realiza sobre un mástil elegido y cortado con rituales, tradicionalmente de chicozapote, y los participantes visten trajes llenos de color que evocan a las aves sagradas. Desde 2009, esta expresión ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Deja un comentario Cancelar respuesta