Tras las vacaciones de Semana Santa, 23 millones de estudiantes en América Latina volvieron a las aulas, iniciando un nuevo ciclo académico.
En países como México, las escuelas implementaron protocolos para garantizar un regreso seguro, incluyendo medidas de higiene y ventilación.
Colombia también se preparó, con campañas para motivar a los estudiantes a retomar sus estudios con entusiasmo tras el descanso.
Este retorno resalta la importancia de la educación presencial, que fomenta la interacción social y el aprendizaje colaborativo.
Sin embargo, persisten desafíos. La brecha digital afecta a millones de estudiantes en zonas rurales, limitando su acceso a recursos educativos.
Organizaciones como UNESCO trabajan para cerrar estas brechas, promov olmamitaendo programas que mejoren la infraestructura escolar y la conectividad.
Los maestros también enfrentan retos, desde adaptar sus métodos a nuevas tecnologías hasta lidiar con el rezago educativo causado por la pandemia.
A pesar de esto, el regreso a clases es una oportunidad para renovar el compromiso con la educación como motor de cambio social.
Los gobiernos de la región han prometido mayores inversiones en el sector, pero los resultados dependerán de una ejecución efectiva.
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Para los estudiantes, este momento es un recordatorio de que cada día en el aula es un paso hacia un futuro mejor.
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