Un excepcional acontecimiento ha tenido lugar en la comunidad de San Francisco Mazapa, en el municipio de Teotihuacán, Estado de México: después de más de dos décadas desaparecida, una obra de arte de gran valor histórico y religioso ha regresado al lugar del que fue arrancada. Se trata de un óleo del siglo XVIII que retrata a San Francisco de Asís, y que fuera robado hace 24 años de la parroquia local.
La pintura, que data de 1728 y corresponde al artista mexicano Antonio de Torres, mide 159 centímetros de alto por 101 centímetros de ancho. Su iconografía representa a San Francisco vestido con sayal, sosteniendo un cráneo en una mano y una pequeña cruz con la imagen de Jesús en la otra, identificándose así con la tradición del arte sacro novohispano. En la parte inferior izquierda del lienzo figura una dedicatoria que reza: “A devoción de Don Gregorio Juan, alcalde actual en tres días del mes de diciembre del año de 1747”, lo que da cuenta también del carácter local e histórico de la pieza.
El robo que privó a la comunidad de su obra sucedió hace 24 años, y por mucho tiempo el paradero de la pintura fue un misterio para los habitantes de San Francisco Mazapa. Sin embargo, en 2017, la casa de subastas Morton Casa de Subastas en México detectó el cuadro en sus instalaciones y al cruzarlo con el registro internacional de arte robado Art Loss Register, se pudo constatar que la obra tenía la ficha de robo correspondiente. Fue entonces cuando se detuvo el proceso de subasta y se activaron los mecanismos legales para su restitución.
El procedimiento no fue breve: se extendió por alrededor de ocho años debido a los trámites legales, la verificación documental y la logística de retorno. Según Morton, “nosotros por protocolo corremos todas las piezas… cuando aparece la ficha es cuando frenamos todo el proceso”. Finalmente, en 2025, la obra fue devuelta en una ceremonia solemne que reunió aproximadamente a mil personas de la comunidad, encabezada por el obispo de la diócesis, Guillermo Francisco Escobar Galicia.
Más allá de su valor artístico, el retorno del óleo representa una victoria simbólica para la identidad cultural y espiritual de San Francisco Mazapa. Tal como señaló el obispo durante el evento, “más que una obra de arte, es un símbolo religioso que viene a reforzar la fe de la comunidad”. Este hecho visibiliza la importancia de preservar el patrimonio local y demuestra que, incluso después de mucho tiempo, la restitución es posible gracias a la colaboración entre instituciones privadas, autoridades eclesiásticas y bases de datos globales.
En definitiva, la historia de este óleo es la de una comunidad que no se rindió ante la pérdida, que mantuvo viva la memoria de su obra y que hoy puede contemplarla nuevamente en su lugar de origen. Su regreso marca no solo la restitución de un bien material, sino el restablecimiento de un vínculo con el pasado, con la tradición y con la identidad de un pueblo que celebra hoy, de nuevo, la presencia de su imagen patrimonial.



