El síndrome del impostor, según informa la UNAM, es una condición que afecta al 70 por ciento de la población mundial, incluyendo a personalidades destacadas como Emma Watson, Michelle Obama y Neil Armstrong, quien fue el primer ser humano en pisar la luna.
Descubierto en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, este síndrome engloba a aquellas personas que, a pesar de sus logros, no se sienten satisfechas con ellos.
La UNAM señala que el síndrome del impostor provoca que las personas se sientan insuficientes sin importar lo que logren. Neil Armstrong es un ejemplo claro de esta situación, ya que a pesar de su histórico logro de ser el primer hombre en llegar a la luna, nunca se sintió completamente satisfecho.
Este trastorno hace que las personas carezcan de confianza en sí mismas y no reconozcan sus propios éxitos, incluso cuando poseen títulos académicos, trofeos u otras evidencias de sus logros. Tienden a percibirse como un “fraude” y temen ser descubiertos como “impostores”.
¿Cómo detectar el Síndrome del Impostor?
Algunos de los síntomas que caracterizan el síndrome del impostor son:
– Falta de confianza en sí mismos: Las personas afectadas no creen en sus propias capacidades.
– Inseguridad: Dudan constantemente de sus habilidades y conocimientos.
– Depresión: Pueden experimentar sentimientos de tristeza y desesperanza.
– Tristeza: Emociones negativas persistentes que afectan su bienestar.
– Trastornos emocionales: Estos problemas pueden interferir en su desempeño laboral y personal.
– Incapacidad de reconocer logros: No valoran sus propios éxitos.
– Ansiedad por la perfección: Sienten una constante presión por hacer todo perfecto.
– Nerviosismo: Experimentan altos niveles de estrés y preocupación.
– Sentimiento de insuficiencia: Piensan que siempre podrían haber hecho algo mejor, independientemente de lo que logren.
Este síndrome puede tener un impacto significativo en la vida de quienes lo padecen, afectando su bienestar emocional y su rendimiento en diversas áreas de su vida.