Gerardo Fernández Noroña, diputado conocido por su presencia mediática y su discurso crítico en redes sociales, generó gran atención esta semana tras presumir una propiedad ubicada en Tepoztlán, Morelos, cuyo valor se estima en 12 millones de pesos. El político compartió imágenes de la casa en sus redes, destacando el entorno natural y la arquitectura moderna, lo que desató una ola de reacciones entre sus seguidores y detractores.
La residencia se ubica en una zona privilegiada de Tepoztlán, un municipio famoso por su riqueza cultural y paisajes naturales. La construcción fusiona elementos contemporáneos —como amplios ventanales, muros de concreto aparente y techos de madera— con vistas panorámicas del cerro del Tepozteco. El inmueble incluye también jardín, terraza y espacios abiertos que aprovechan la topografía del sitio.
Aunque el diputado no detalló el origen de los recursos para su adquisición, el hecho de presumir un bien de alto costo generó reacciones encontradas. Parte de la opinión pública lo criticó por ostentar un estilo de vida que parece alejado del discurso de austeridad que ha defendido durante su carrera política. Otros apoyaron su derecho a la propiedad privada, siempre y cuando su procedencia sea legítima.
Entre quienes defendieron a Fernández Noroña hubo comentarios que resaltaron el derecho de cualquier persona a tener una casa digna, más allá de su profesión. “Clase trabajadora también puede tener patrimonio”, señaló una de sus seguidoras, resaltando que su militancia política no debería impedir disfrutar de lo que pueda alcanzar con esfuerzo propio.
Las críticas, por su parte, cuestionaron la coherencia del diputado. Citaron sus constantes llamados a la austeridad y los reclamos de combatir la desigualdad, lo que muchos consideran incompatible con la adquisición de bienes lujosos. “El discurso no concuerda con las imágenes”, señaló un usuario, mientras otros exigieron transparencia sobre los recursos utilizados para adquirir la propiedad.
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Tepoztlán, destino popular entre la clase media y alta de la CDMX, ha visto un alza en propiedades residenciales y de retiro. Su entorno natural, su comunidad artística y su encanto tradicional han convertido a la región en refugio de figuras públicas. Que Fernández Noroña tenga una propiedad allí no sorprende, aunque sí genera debate por las implicaciones políticas.
En sus cuentas, el diputado aseguró que la casa representa un espacio de descanso y desconexión, necesario para su salud mental y su creatividad como legislador. Destacó que desde ahí puede trabajar, reflexionar y conectarse con la naturaleza sin romper del todo con su lucha diaria en el ámbito público.
En respuesta a la polémica, Fernández Noroña reiteró en redes que defendía su derecho a disfrutar de su patrimonio, siempre con responsabilidad y sin renunciar a sus principios. “No hay contradicción”, afirmó, señalando que adquirió la casa con dinero honesto y sin fondos públicos.
Políticos de otros partidos también se pronunciaron. Algunos lamentaron el escándalo, argumentando que alimenta divisiones, mientras que otros pidieron una investigación formal sobre el origen de los recursos. Hasta ahora no se ha presentado ninguna acción legal, pero el tema está en el centro del debate nacional.
La residencia en Tepoztlán se volvió más que una propiedad familiar: es ahora un símbolo político, un reflejo de contradicciones o de libertad individual, según el punto de vista. Y mientras en sus redes circulan imágenes del inmueble, el país debate si lo que se presume debería ser privado o si todo bien adquirido por un político debería ser objeto de escrutinio público.
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Con información de EL FINANCIERO
