El Castillo de Kukulkán en Chichén Itzá sigue siendo un enigma fascinante, y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está decidida a descubrir más de sus secretos ocultos. Los expertos de la UNAM están embarcados en un proyecto para investigar la posible existencia de cámaras ocultas dentro de la segunda subestructura de esta icónica pirámide.
El Instituto de Física (IF) de la UNAM participa activamente en un proyecto internacional conocido como Muografía para usos Arqueológicos No Invasiva (NAUM, por sus siglas en inglés). Este esfuerzo cuenta con la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y recibe financiamiento tanto de la UNAM como de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. El objetivo es emplear técnicas avanzadas de muografía para explorar las entrañas del Castillo de Kukulkán sin causar ningún daño a la estructura.
La construcción de la pirámide de Kukulkán se realizó sobre una estructura más pequeña, dentro de la cual se encuentra el famoso trono del jaguar, pintado de rojo, y una figura de Chac Mool. Aunque estos detalles son bien conocidos, los científicos del proyecto NUAM buscan confirmar la existencia de posibles cámaras ocultas en esta segunda subestructura.
Arturo Menchaca Rocha, investigador y exdirector del Instituto de Física de la UNAM, junto con Edmundo García Solís, profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago (CSU), lideran este proyecto innovador. Utilizando muografía, planean realizar una “radiografía” del interior del Castillo mediante detectores de rayos cósmicos. Esta tecnología permitirá detectar cualquier irregularidad en la densidad de la estructura, indicando la presencia de cámaras o espacios vacíos.
La aplicación de esta técnica no invasiva ha demostrado ser efectiva en otros sitios arqueológicos, como la pirámide de Giza en Egipto y la pirámide del Sol en Teotihuacán. La esperanza es que esta misma tecnología revele nuevos secretos en Chichén Itzá.
Chichén Itzá, descrita por el INAH como una ciudad influyente, extensa y guerrera con impresionantes palacios y templos, fue una urbe prominente entre 525 y 1200 d.C. Con una notable influencia tolteca, formó parte de la Liga de Mayapán y en su apogeo albergó a unos 50,000 habitantes.
Desde 1988, la UNESCO ha reconocido a Chichén Itzá como Patrimonio de la Humanidad, y además, ha sido designada como una de las Nuevas Maravillas del Mundo, junto a otros sitios emblemáticos como Machu Picchu, Petra, la Gran Muralla China, el Coliseo, el Cristo Redentor y el Taj Mahal.
El acceso a Chichén Itzá tiene un costo de 95 pesos, aunque el INAH ofrece descuentos a jubilados, pensionados, personas con discapacidad, profesores y estudiantes activos. Esta política de inclusión permite a más personas disfrutar y aprender de este maravilloso sitio arqueológico, que sigue siendo un tesoro nacional y una ventana al pasado glorioso de la civilización maya.