Un perrito de apenas dos meses de edad fue rescatado y adoptado por elementos de la Subsecretaría de Control de Tránsito de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, después de haber sufrido un accidente mientras jugaba con dos niños en el Centro Histórico.
Los uniformados encontraron al cachorro en la intersección de Corregidora y Correo Mayor, donde dos pequeños lo habían lastimado accidentalmente mientras jugaban con una carreola. Al percatarse de la situación, los policías intervinieron de inmediato y dialogaron con la madre de los menores, quien accedió de manera voluntaria a entregarles al lomito para que recibiera el cuidado adecuado.
Nace “Aquiles”, el nuevo integrante de la policía de tránsito

Tras su rescate, el cachorro fue bautizado como Aquiles y quedó bajo resguardo del agrupamiento de Tránsito de la Dirección de Operación Vial Zona 2 Centro. Los oficiales se aseguraron de que recibiera alimento, atención y un lugar seguro para descansar.
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De acuerdo con la SSC, el gesto de protección no se limitó únicamente a brindarle refugio. Una mujer policía, conmovida por la situación, decidió adquirir con sus propios recursos los artículos necesarios para el bienestar del perrito: comida, platos, correa y hasta un pequeño uniforme con los mismos colores que porta la Subsecretaría de Control de Tránsito.
Aquiles, símbolo de empatía y protección
El caso de Aquiles se suma a las historias de animales rescatados por fuerzas de seguridad en la capital, y refleja un rostro más humano de la corporación. Para muchos capitalinos, la imagen de policías adoptando y cuidando a un cachorro representa un símbolo de empatía, responsabilidad y compromiso no solo con la ciudadanía, sino también con los seres más vulnerables.
La SSC informó que el perrito se encuentra en buen estado de salud y convive diariamente con los oficiales, quienes ahora lo consideran parte de su agrupamiento. En redes sociales, la historia comenzó a circular como un ejemplo positivo del vínculo entre policías y comunidad, mostrando cómo la solidaridad también se expresa en pequeños actos de cuidado.

Con apenas dos meses de vida, Aquiles ahora crece rodeado de atención y cariño, convertido en la nueva “mascota oficial” de la policía de tránsito. Su historia es un recordatorio de que la protección y el respeto también deben extenderse a los animales, quienes forman parte esencial de la vida en la ciudad.