El Alzheimer es una de las enfermedades más difíciles de vivir tanto para quienes la padecen como para las personas a su alrededor. Los recuerdos se borran gradualmente, la movilidad se ve cada vez más limitada y, en última instancia, las víctimas de esta enfermedad terminan siendo “muertos en vida”. Esta demencia es muy común y representa un alto número de casos en todo el mundo, según la OMS. Prevenirlo es posible, o al menos ralentizarlo, y para lograrlo debemos conocer sus síntomas.
En España, alrededor de 800.000 personas sufren de Alzheimer. Aunque el progreso y la gravedad de la enfermedad varían en cada caso, esto no disminuye su dureza. Aunque la causa exacta no se comprende completamente, implica una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente las funciones cognitivas como la memoria, el pensamiento y el comportamiento.
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Los síntomas pueden variar, pero generalmente incluyen pérdida de memoria, dificultad para realizar tareas cotidianas, confusión o desorientación, problemas de lenguaje o dificultad para pensar. Lamentablemente, actualmente no existe cura para el Alzheimer, aunque hay tratamientos disponibles para ayudar a controlar los síntomas y ralentizar su progresión en algunos pacientes.
La enfermedad se caracteriza por tres fases de progresión, y en la etapa más avanzada las personas con Alzheimer pueden perder la capacidad de comunicarse, reconocer a familiares y cuidarse a sí mismos, lo que impacta significativamente en su calidad de vida y en la de sus cuidadores. En las etapas iniciales del Alzheimer los primeros signos pueden ser sutiles y no necesariamente alarmantes.
De acuerdo con expertos de Clínica Mayo y la asociación AFA de Familiares de Personas Enfermas de Alzheimer y otras Demencias, lo primero que olvidan las personas con Alzheimer son los eventos recientes vividos como acciones o conversaciones recientes. La etapa inicial se caracteriza por fallos en la memoria, concentración y atención al llevar a cabo tareas complejas como ir a comprar, recordar qué han comido o si han tomado su medicación.