Durante tres semanas, la familia de un perrito llamado Rocky lo buscó sin descanso por las calles de Mérida. Lo último que supieron de él fue que había desaparecido durante una fuerte tormenta. Nadie imaginaba que, mientras lo daban por perdido, el lomito se convertiría en toda una celebridad local con otro nombre: Canelo, el inspector de autobuses.
El curioso episodio comenzó cuando empleados de la Agencia de Transporte de Yucatán encontraron al perrito merodeando por la terminal del sistema eléctrico IE-TRAM. Al verlo solo y asustado, decidieron adoptarlo temporalmente. Le dieron comida, un lugar para dormir y hasta un gafete oficial que lo acreditaba como “Lomito inspector”.
Un “empleado” muy querido por todos
Poco a poco, el nuevo integrante del equipo se volvió famoso entre pasajeros y trabajadores. En videos compartidos en redes sociales se le veía recorriendo los pasillos, observando los autobuses y “vigilando” a los usuarios con una actitud seria pero amistosa.
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La ternura de Canelo conquistó a miles en redes. Pronto, su historia se volvió viral, generando mensajes de cariño y admiración hacia el personal que lo cuidaba. En la terminal incluso comenzaron a bromear diciendo que era el inspector más puntual del transporte público.
La sorpresa que nadie esperaba
La historia dio un giro cuando una familia reconoció al perrito viral como su mascota desaparecida. En realidad, Canelo era Rocky, quien se había extraviado semanas antes. De inmediato, los dueños se comunicaron con la Agencia de Transporte, que confirmó que el lomito se encontraba a salvo en el CETRAM La Plancha.
Tras el emotivo reencuentro, la dependencia compartió el final feliz en sus redes, agradeciendo a todos los que difundieron la historia. “Rocky, conocido por muchos como Canelo, regresó con su familia gracias al apoyo de la comunidad”, informaron.
El caso del lomito inspector se convirtió en un ejemplo del poder de las redes sociales y de cómo un pequeño gesto de compasión puede cambiar la historia de un animal. Hoy, Rocky vuelve a casa con una nueva historia que contar… y un gafete que recordará su etapa como el más tierno inspector de Mérida.
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