Hoy, Elko posa frente a paisajes que van desde las montañas de Noruega hasta las calles de Italia, viaja en aviones, trenes y barcos sin estrés, y cuenta con miles de seguidores en Instagram a través de @awayonearth. Pero hace apenas tres años, este perro comenzó su historia en circunstancias muy distintas.
En 2022, William Atek, entonces residente de Los Ángeles y empleado en un trabajo corporativo de oficina, recibió una llamada inesperada de un refugio. Necesitaban un hogar temporal para un cachorro encontrado dentro de una caja sellada en medio de la carretera.
Durante el fin de semana del 4 de julio, aceptó cuidarlo. “El refugio básicamente me dio una jaula, algo de comida y este perrito, y me despidió. No tenía ni idea de lo que hacía”, recordó para People.
Un lazo que cambió destinos

Lo que parecía una acogida breve se convirtió rápidamente en un lazo inquebrantable. Elko, tímido y asustado al principio, empezó a confiar y a mostrar una personalidad alegre. Ese vínculo inspiró a William a replantearse su vida por completo.
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Meses después, dejó su empleo y compró un boleto a Tailandia. “Siempre me había aterrorizado viajar solo. Él me dio el valor para dar el gran salto”, confesó. Con la llegada de su pareja, Heather Borngesser, formaron un equipo viajero que convirtió a Elko en parte central de sus planes.
Aventuras y retos de viajar con un perro
En sus aventuras, han descubierto destinos ideales para perros: en Italia, algunos restaurantes ofrecen menús especiales para mascotas, y en Noruega, Elko disfruta como nunca al aire libre. También han participado en excursiones como avistamiento de ballenas y visitas a zoológicos pet friendly.

No obstante, la vida de viaje con perro presenta retos. En Bosnia, un hotel les negó la entrada y tuvieron que pagar el doble en otro. También han enfrentado trámites y requisitos costosos: certificado sanitario de la Unión Europea, pasaporte para mascotas y pruebas de titulación contra la rabia, que pueden tardar meses.
Pese a las dificultades, Borngesser asegura que todo esfuerzo “vale la pena” porque garantiza la seguridad de su compañero y la posibilidad de seguir explorando juntos.

De una caja en la carretera a convertirse en un trotamundos, Elko no solo encontró un hogar, sino que inspiró a sus dueños a cambiar su destino y a vivir con libertad.