El periodista Martín Arellano murió en Mazatlán el pasado viernes 5 de septiembre, luego de documentar en tiempo real la falta de atención oportuna del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El comunicador había detectado síntomas de un infarto y, consciente de la urgencia, pidió ayuda en redes sociales, dirigiendo sus mensajes tanto al director del IMSS, Zoé Robledo, como a la presidenta Claudia Sheinbaum.
El primer llamado lo hizo el jueves 4 de septiembre, a las 12:34 horas, a través de su cuenta en X, donde denunció la falta de disponibilidad de la aplicación “Código Infarto”. Desde entonces, comenzó una serie de publicaciones que evidenciaron la desesperación por recibir atención médica, pero también la lentitud con la que fue trasladado a un hospital del IMSS.
La cronología de los mensajes de auxilio
En menos de seis horas, Arellano compartió al menos seis publicaciones relatando su situación. Primero, denunció que no podía acceder al servicio de código infarto y pidió que se compartiera su mensaje para recibir apoyo. Minutos más tarde escribió desde la Cruz Roja, señalando que “el IMSS no sirve en estos casos”, acompañando sus palabras con una fotografía en camilla.
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A las 15:35 horas indicó que había sido estabilizado y que sería trasladado al hospital del IMSS en Mazatlán. Sin embargo, una hora después informó que permanecía en un pasillo, en calidad de paciente urgente, sin ser ingresado a un área especializada. Su último mensaje fue publicado a las 17:53 horas, aún desde ese pasillo.
Pese a su insistencia en redes sociales, el periodista ingresó formalmente a la clínica hasta las 16:28 horas, casi cuatro horas después de pedir ayuda inicial. Durante la madrugada del viernes, falleció a consecuencia de un paro cardiaco.
Críticas y respuesta del IMSS
La muerte de Arellano generó indignación en redes sociales, donde usuarios acusaron al IMSS de negligencia y de mantener un sistema saturado que no garantiza la atención en emergencias. Algunos exigieron la renuncia de funcionarios responsables, mientras que otros señalaron la incongruencia entre los reportes oficiales del gobierno y la realidad que viven los pacientes.
Ante la presión pública, el IMSS emitió un comunicado asegurando que se aplicaron protocolos médicos: desde estudios de laboratorio y medicamentos hasta intubación y maniobras de reanimación cardiovascular avanzada. No obstante, reconocieron que el paciente ingresó tardíamente, lo que redujo sus posibilidades de sobrevivir.
El caso de Martín Arellano se ha convertido en un símbolo del reclamo ciudadano sobre la falta de eficiencia en el sistema de salud público mexicano.
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