Un suceso algo insólito ocurrió durante la 62ª edición del BKFC, la organización de boxeo sin guantes más grande. El evento, que tuvo lugar el pasado viernes (21) en Florida, Estados Unidos, fue escenario de un impactante momento en el que Keith Richardson, tras ser noqueado de pie por Alberto Blas y aturdido por los impactos recibidos, arremetió contra el árbitro en el cuadrilátero.
El árbitro, atento a cada movimiento, decidió detener la pelea al considerar que Richardson, tras los contundentes golpes de Blas, ya no estaba en condiciones adecuadas para continuar. De manera instintiva y como una reacción automática, el peleador comenzó a percibir al árbitro como un adversario y se lanzó contra él, propinándole golpes.
Reconociendo que el combatiente estaba fuera de control, el árbitro retrocedió rápidamente y logró mantenerse a una distancia segura. El caótico episodio concluyó únicamente cuando el equipo de seguridad y los miembros de los equipos de los luchadores subieron al ring y lograron controlar a Richardson.
En el evento BKFC 62, Richardson no solo sufrió una derrota traumática en la pelea, sino que también perdió su récord invicto en el deporte y el cinturón de peso gallo de la organización.
Peligros de la BKFC
El estadounidense había hecho la transición de las artes marciales mixtas (MMA) al boxeo sin guantes en 2023, logrando un récord de cuatro victorias y una derrota, esta última ocurrida precisamente en su más reciente aparición sobre el cuadrilátero.
Este incidente pone de relieve los riesgos inherentes al boxeo sin guantes, donde la intensidad de los golpes y la falta de protección pueden llevar a situaciones inesperadas y peligrosas. La respuesta rápida del árbitro y del equipo de seguridad fue crucial para evitar que el incidente escalara a un nivel más grave.
