El Parque Garrafón, ubicado en el extremo sur de Isla Mujeres, Quintana Roo, es un destino emblemático que combina vistas espectaculares del Caribe, actividades acuáticas y una rica biodiversidad, atrayendo a miles de visitantes en 2025.
Con su arrecife de coral, tirolesas y senderos ecológicos, el parque ofrece una experiencia única, pero su popularidad ha generado críticas por el impacto ambiental y la comercialización excesiva de un espacio natural.
Situado en Punta Sur, Garrafón es parte de la reserva natural que protege el arrecife Mesoamericano, el segundo más grande del mundo. Sus aguas cristalinas, ideales para snorkel y kayak, permiten observar peces tropicales y corales, aunque los guías advierten sobre el blanqueamiento causado por el cambio climático y el turismo masivo. En 2025, el parque recibió 250,000 visitantes, un aumento del 15% respecto a 2024, lo que intensifica la presión sobre el ecosistema.
El parque ofrece tres paquetes: Básico, VIP y Royal, con precios que van de 1,500 a 4,000 pesos mexicanos, incluyendo actividades como tirolesas sobre el mar, nado con delfines y acceso a un buffet. Sin embargo, algunos turistas critican los costos elevados, especialmente para familias mexicanas, mientras que otros ven el precio como justificado por las amenidades. Esta disparidad refleja el desafío de equilibrar accesibilidad y sostenibilidad.
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Una de las atracciones más populares es el nado con delfines, gestionado por Dolphin Discovery, pero esta actividad ha sido cuestionada por activistas de derechos animales, quienes argumentan que los mamíferos viven en condiciones de estrés. El parque defiende su programa, afirmando que cumple con estándares internacionales, pero la controversia ha llevado a algunos visitantes a optar por actividades menos invasivas, como el snorkel.
Garrafón también destaca por su compromiso con la educación ambiental. Los senderos guiados explican la importancia del arrecife y la flora local, como los manglares, pero algunos turistas reportan que las explicaciones son superficiales, diseñadas más para entretener que para educar. Esto ha generado propuestas para involucrar a comunidades mayas en los recorridos, dándoles un enfoque más cultural.
El parque enfrenta retos logísticos, como la saturación en temporada alta. En julio de 2025, los ferris a Isla Mujeres reportaron demoras, y el parque alcanzó su capacidad máxima en varios días, lo que afectó la experiencia. Los administradores han prometido limitar el número de visitantes, pero la dependencia del turismo, que genera 1.2 billones de pesos anuales en Quintana Roo, complica estas medidas.
La infraestructura de Garrafón, con piscinas infinitas y terrazas con vistas al Caribe, es un imán para los amantes de la fotografía, pero la gentrificación en Isla Mujeres ha encarecido los servicios locales. Los residentes, muchos de los cuales trabajan en el parque, piden que una mayor parte de las ganancias se reinvierta en la comunidad, un reclamo que las autoridades no han abordado plenamente.
El impacto del Tren Maya, cuya estación más cercana está en Cancún, ha incrementado el flujo de turistas a Isla Mujeres, beneficiando a Garrafón, pero también aumentando la contaminación. Reportes de 2025 indican un incremento de plásticos en las playas cercanas, lo que ha llevado a limpiezas comunitarias, aunque algunos críticos señalan que el parque debería liderar estas iniciativas.
La experiencia en Garrafón es inolvidable para quienes buscan aventura y naturaleza, pero su futuro depende de un turismo más responsable. Las regulaciones, como la prohibición de protectores solares químicos, son un paso positivo, pero insuficiente frente al volumen de visitantes. Los viajeros son instados a respetar las normas, como no tocar los corales, para preservar este tesoro natural.
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Parque Garrafón sigue siendo un emblema de Isla Mujeres, un lugar donde el Caribe muestra su esplendor, pero también su fragilidad. Mientras los turistas disfrutan de sus aguas y paisajes, la pregunta persiste: ¿podrá este paraíso resistir el peso de su propia fama? La respuesta dependerá de un esfuerzo colectivo para protegerlo más allá de su valor comercial.
Con información de INFOBAE