México ha avanzado significativamente en la adopción de pagos digitales, pero la transición a un país completamente sin efectivo sigue siendo un desafío. Con el crecimiento de plataformas como CoDi, el aumento del comercio electrónico y la expansión de billeteras digitales, cada vez más mexicanos realizan transacciones sin billetes ni monedas. Sin embargo, aún persisten obstáculos, como la falta de acceso a tecnología en algunas regiones y la preferencia cultural por el efectivo.
Uno de los principales beneficios de los pagos digitales es la seguridad y la transparencia en las transacciones. Al reducir el uso de efectivo, se disminuyen los riesgos de robos y se dificulta la evasión fiscal. Además, los pagos electrónicos permiten una mayor inclusión financiera, especialmente para aquellas personas que no tienen acceso a servicios bancarios tradicionales.
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A pesar de los avances, una parte importante de la población aún depende del efectivo para su vida diaria. En mercados, pequeños comercios y comunidades rurales, el dinero en físico sigue siendo la opción más confiable. La desconfianza en los sistemas digitales, los problemas de conectividad y la falta de educación financiera son barreras que deben superarse antes de dar el salto definitivo hacia una economía sin efectivo.
Para que México esté completamente listo para este cambio, será necesario un esfuerzo coordinado entre el gobierno, los bancos y las empresas de tecnología. La clave estará en mejorar la infraestructura digital, educar a la población sobre las ventajas de los pagos electrónicos y garantizar que todas las personas tengan acceso a estos servicios. Aunque el futuro parece dirigirse hacia una sociedad sin efectivo, todavía queda un largo camino por recorrer.
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Con información de EL UNIVERSAL
