Cuando se anunció que había una serie de acción real de ‘One Piece’ en marcha desde Netflix, cundió el pánico, la felicidad y el nerviosismo a partes iguales.
Esto fue mucho antes del brutal batacazo de ‘Cowboy Bebop’, pero teniendo en cuenta los nefastos antecedentes de Hollywood a la hora de adaptar animes… Pues es normal que los fans de Luffy estuvieran bastante recelosos.
‘Death Note’ se había quedado lejos de cuajar, y este mismo año ‘Los caballeros del zodiaco’ se han hundido de manera atronadora. Pero con las promociones incansables de Netflix que básicamente han consistido en demostrarnos lo perfecto que es el reparto de ‘One Piece’, muchos fans queríamos creer. Y sí, quizás la ‘One Piece’ de Netflix no es un calco perfecto del manga, pero sí que tiene el corazón en el sitio correcto.
Si esperamos una copia directa del manga de Eiichiro Oda (o del anime de Toei) viñeta por viñeta y plano a plano, vamos a quedar muy decepcionados. De entrada porque la serie de Netflix solo tiene 8 capitulos de aproximadamente una hora cada uno y mucho material para comprimir.
‘One Piece’ arranca directamente con la primera aventura de Monkey D. Luffy, quien se acaba de hacer a la mar para cumplir su sueño de ser el Rey de los Piratas y encontrar el famoso tesoro perdido, el One Piece. Y para perseguir sus sueños, necesita una tripulación completa (y llevarse por delante a cualquier tirano que se encuentre).
La verdad es que iba con bastantes nervios con ‘One Piece’, y los dos primeros capítulos no me los quitaron del todo. Iñaki Godoy se come la pantalla como Luffy derrochando carisma, y realmente casi todo el reparto está absolutamente perfecto en sus roles. Y vale que aunque el inicio de ‘One Piece’ es tremendamente flojo comparado con todo lo que viene después, la serie de Netflix se pone un cohete demasiado grande a la hora de adaptarlos para comprimir todo lo posible de los encuentros con Alvida, Morgan y Buggy.
Así que quizás ese personaje tan entrañable que sale en dos capítulos (de mil) o ese arquito que te parte el corazón se han perdido el océano del live action. Pero personajes como Buggy, Garp, Koby y Arlong han salido ganando, y mucho, porque la serie de Netflix está jugando a largo plazo para ir sembrando semillitas que florecerán más adelante.
Así que con el poco tiempo que tenían, se han dedicado a expandir mucho más sus personajes y definirlos con mucha más chicha, sobre todo para que sirvan de contraposición a Luffy y su tripulación.
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Si los dos primeros capítulos se quedan un poco descafeinados y como que todavía parecen que no encuentran del todo su tono (con flashbacks un poco sosillos y una fotografía que no se atreve del todo a enseñarnos los escenarios a la grande), los mayores fallos de ‘One Piece’ se empiezan a enmendar del todo con el tercer capítulo y la llegada de Usopp al grupo de Luffy, Nami y Zoro.
Y si más arriba decía que la ‘One Piece’ de Netflix no es un calco, pero sí que tiene su alma y nos lo recuerda siempre que puede.Los sueños son el motor de esta temporada, porque da igual lo pequeño o ridículo que sea tu sueño, que Monkey D. Luffy te va a recordar lo importante que es perseguirlo. Y ya se te puede poner por delante el mejor espadachín del mundo o un ejército de hombres pez, que él te va a ayudar a llegar hasta allí.
‘One Piece’ es posiblemente uno de los mangas que menos se prestan a pasarse a la acción real, y eso ya solo con su ambientación. Pero Netflix se ha arremangando, ha tenido muchísima suerte encontrando a un grupo de gente que se ha estudiado y que ama el material original… y no ha dejado con muchísimas ganas de seguir navegando en el Going Merry.
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Con información de Hipertextual