San Pedro Nexicho fue uno de los más grandes e importantes asentamientos prehispánicos en la Sierra Juárez, como lo atestigua, al menos, una docena de antiguas tumbas zapotecas, cinco de las cuales fueron recuperadas recientemente por un equipo interdisciplinario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El Centro INAH Oaxaca, con el apoyo económico de la Fundación Alfredo Harp Helú (FAHHO), elaboró un proyecto para rescatar, investigar, registrar y conservar dichos monumentos funerarios, detalla un comunicado.
La directora del Proyecto Conjunto Monumental de Atzompa, Nelly Robles García, señala que, ante una alerta de la FAHHO de actividad irregular en algunas de las tumbas, el Centro INAH Oaxaca comisionó a un grupo de profesionales de sus secciones de Arqueología, Monumentos Históricos y Conservación, para poner en valor cuatro tumbas de planta rectangular y una cruciforme, las cuales se encontraban en mal estado, y ahora cuentan con cubiertas y accesos nuevos.
Dichas acciones se desarrollaron entre 2015 y 2020, y ahora se realiza la fase de gabinete, consistente en el análisis de los materiales arqueológicos, de la cual derivarán diversas publicaciones que profundizarán en la importancia de San Pedro Nexicho en la época prehispánica, con énfasis en su interacción con el Valle de Oaxaca y la Mixteca.
El equipo del INAH encontró que la Tumba 1, descubierta por un vecino en 2010, había sido saqueada; pese a ello, se recuperaron materiales que formaron parte de la parafernalia funeraria, como una pequeña cuenta de oro y espléndidos murales.
Las y los especialistas se dieron a la tarea de rehabilitar la estructura arquitectónica y restituir la pintura mural que yacía en el piso.
La tumba más grande
Robles García explica que la Tumba 1, la de mayores dimensiones, es de planta cruciforme y se ubica en lo que fue una terraza habitacional.
Un pequeño sistema escalonado, a modo de rampa, conduce a la entrada, en la parte más corta de la cruz; de allí, se entra a la antecámara, de cuatro metros de ancho por uno de largo. Después, sigue la cámara principal, de dos metros de largo por 1.40 de ancho.
Aunque hay pinturas en todos los muros, ejecutadas en un “estilo códice”, destacan las escenas de guerra de la cámara principal, en la que figuran varios personajes ricamente ataviados, pintados con líneas negras, con un fondo rojo intenso y algunos elementos en amarillo.
Su calidad, iconografía y colorido, le confieren un alto valor cultural. Estas obras fueron estabilizadas por un equipo liderado por la excoordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, Lilia Rivero Weber.
Las tumbas de San Pedro Nexicho fueron ocupadas entre los periodos Clásico y Posclásico Temprano y Tardío (200 d.C. a 1100-1521 d.C). En ellas se encontraron diversos objetosy materiales, como miniaturas de cerámica.