¡Cuidado al comer! La crononutrición, una disciplina que busca alinear la alimentación con los ciclos circadianos, está ganando cada vez más relevancia como herramienta para mejorar la salud.
Según expertos como Luis Zamora, conocido como “Nutriman” en el programa “Y ahora Sonsoles” de Antena 3, las horas a las que comemos son tan importantes como lo que comemos.
¿No comer a tus horas afecta tu salud?
En España, los horarios de las comidas suelen ser tardíos, una práctica que contrasta con las recomendaciones científicas. Por ejemplo, el desayuno debería realizarse poco después de amanecer, idealmente entre la primera y segunda hora tras levantarse, y tras exponerse a la luz solar para activar las hormonas como el cortisol, que alcanza su pico alrededor de las 8 de la mañana.
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Sin embargo, muchas personas desayunan a destiempo o incluso omiten esta comida, lo que podría afectar negativamente su metabolismo.
En cuanto al almuerzo, Zamora subraya la importancia de comer antes de las 14 horas. Comer más temprano puede mejorar la respuesta del cuerpo a la insulina, reduciendo picos de azúcar y favoreciendo un mejor control del peso. Sin embargo, la costumbre española de almorzar después de esta hora dificulta aprovechar estos beneficios metabólicos.
La cena es otro punto crítico. Los horarios laborales extensos suelen retrasar esta última comida del día, pero los expertos coinciden en que cenar antes de las 20 horas es ideal. Estudios, como uno publicado en *Nature*, han demostrado que cenar tarde aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Infartos y otras enfermedades
Este estudio, que analizó datos de más de 100.000 adultos, concluyó que quienes comen más tarde tienen mayor probabilidad de sufrir ictus o infartos. Además, cenar temprano mejora la digestión y facilita el descanso.
Luis Zamora sintetiza la importancia de estos ajustes en una sencilla recomendación: “Desayunar antes de las 8 y cenar antes de las 8 sería como un seguro de vida”. También enfatiza que no se deben omitir comidas, ya que el cuerpo necesita un suministro constante de nutrientes para funcionar correctamente.
Adaptar los horarios de las comidas no es solo una cuestión cultural, sino una estrategia respaldada por la ciencia para optimizar la salud y prevenir enfermedades. La crononutrición nos invita a sincronizarnos con nuestros ritmos biológicos y reconsiderar cómo y cuándo nos alimentamos.