Ángel Macías Barba, quien se convirtió en una figura emblemática del béisbol infantil mexicano, falleció a la edad de 81 años. Su partida conmueve a todo el ámbito deportivo, ya que su nombre está ligado a una hazaña única: el lanzamiento del único juego perfecto en la gran final de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas, celebrada en Williamsport, Pensilvania.
¿Quién fue Ángel Macías?
Desde muy temprana edad, Macías demostró habilidades excepcionales en el montículo. A sus 12 años, y como parte del equipo de la Liga Industrial de Monterrey, enfrentó el 23 de agosto de 1957 al representativo de La Mesa, California. Frente a unos 10 000 aficionados, completó un juego perfecto: retiró a los 18 bateadores sin permitir hits, carreras ni errores, y ponchó a 11 de ellos. Ese triunfo 4‑0 no solo fue histórico por su impecable actuación, sino también porque significó el primer título internacional obtenido por México en ese certamen.
Lo relatado aquel día en el diamante puso a Macías y a su equipo en los titulares. En la antesala al partido decisivo, el equipo regiomontano había logrado superar a 11 equipos de Texas y posteriormente vencer a Connecticut por 2‑1 en la semifinal, asegurando su lugar en la final contra el representante del Oeste estadounidense.
Tras su etapa infantil, Ángel Macías continuó su carrera en el béisbol profesional. Aunque dejó de lanzar, brilló como jardinero durante 11 temporadas en la Liga Mexicana de Béisbol con los Broncos de Reynosa y los Sultanes de Monterrey. En la Liga del Pacífico defendió los colores de Tomateros de Culiacán y Naranjeros de Hermosillo, equipo con el que participó en la Serie del Caribe de 1971 y fue el primer bateador mexicano en pisar ese torneo.
En la Liga Mexicana alcanzó el título nacional con los Broncos de Reynosa en 1969. En 1971, fue parte de un fichaje sonado con los Sultanes, el cual involucró el cambio del legendario Héctor Espino. Durante su trayectoria, destacó estadísticamente: lideró en dobles en temporadas como 1968 y 1971, y fue líder en bases robadas en 1970, con 35 estafas. En total, sumó un promedio de bateo cercano a .273, con más de 1 160 hits, 65 triples, 84 jonrones, 522 carreras impulsadas y 131 bases robadas en alrededor de 1 323 partidos disputados.
La proeza del juego perfecto sigue siendo inigualada hasta hoy: no ha habido otro juego sin hit, sin carreras y sin errores registrado en una final de la Serie Mundial de Ligas Pequeñas desde 1957.
Ángel Macías Barba dejó un legado imborrable en la historia del béisbol mexicano. Tanto la Liga Mexicana de Béisbol como su comunidad deportiva expresaron su pesar por su fallecimiento y celebraron su contribución al deporte nacional.
Su figura ha sido honrada en la cultura popular: varias películas han retratado su hazaña, especialmente la producción de 2009 titulada The Perfect Game, que recrea el viaje del equipo de Monterrey hacia el campeonato mundial.
Finalmente, sus restos serán velados en Monterrey este lunes, donde amigos, familiares y la afición le rendirán homenaje en memoria del “niño campeón” que llevó el béisbol mexicano a lo más alto.